Dos

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Sanit cogió una botella de vino de la bodega y caminó con gran decisión hasta la casa de sus nuevos vecinos, entonces llamó al timbre y esperó muy sonriente.

Tras unos minutos, la puerta se abrió y apareció un hombre maduro y bastante atractivo.

-Hola muchacho, ¿Qué deseas?.

-Hola señor...me llamo Sanit Suppapong y vivo en esa casa de al lado-dijo este señalando con el dedo-...vengo de parte de mi familia para darles la bienvenida.

-Oh vaya, eres encantador... dale las gracias a tu familia-dijo este cogiendo la botella y mirándola-... yo soy William Pruk pero pasa muchacho no te quedes ahí.

Este se hizo a un lado y Sanit triunfante entró sonriendo maliciosamente pues su plan había resultado a la perfección y ya estaba dentro.

-¿Cuantos años tienes muchacho?-preguntó su vecino indicándole el sofá amablemente.

-Tengo dieciséis años, señor.

-William por favor...oh vaya, mi hijo mayor también tiene esa misma edad.

El castaño sonrió gratamente, ya que le parecía imposible que tuviese tanta suerte.

-¿Solo tiene un hijo?, nosotros somos tres- dijo este fingiendo curiosidad pues él ya sabía que tenía una hija también, ya que los había visto bajarse del coche desde du habitación, cuando habían llegado.

-No...no, tengo dos hijos, Zee que tiene tu misma edad y Sammy que tiene quince-dijo el hombre sonriendo pues le agradaba la aparente amabilidad del joven vecino.

-Mis hermanos tienen catorce, ellos son mellizos.

-Oye pues que bien, así mi hija no se sentirá tan sola, a ella le preocupaba el que aquí no hubiese chicas de su edad.

De repente se oyeron apurados pasos pasos procedentes de las escaleras, entonces el hombre se levantó de su asiento.

-Venir chicos, tenemos nuestra primera visita del vecindario.

Un hermoso chico moreno y muy guapo se acercó, junto a una bella chica.

-Hijos... este es Sanit y es uno de lo hijos de los vecinos.

-Hola yo soy Sammy y este es mi hermano Zee y yo soy Gemma-habló la chica, al ver a su hermano paralizado.

-Hola, encantado-dijo este levantándose y relamiéndose ante la embobada mirada de sus jóvenes vecinos-Soy Sanit y acudo al Instituto del barrio

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-Hola, encantado-dijo este levantándose y relamiéndose ante la embobada mirada de sus jóvenes vecinos-Soy Sanit y acudo al Instituto del barrio

El moreno tan solo hacía repasar con la mirada una y otra vez al castaño, sin decir una sola palabra pues estaba maravillado por lo increíblemente atractivo que era Sanit.

Finalmente, los hermanos junto a su vecino se sentaron cómodamente en el amplio sofá, mientras William se fue a la cocina para buscar unas bebidas y así continuar con la charla.

Tras charlar animadamente durante un buen rato, el castaño entró en su casa con una gran sonrisa en la boca.

-¿Ya te has cansado de molestar a los nuevos vecinos?-le preguntó Sara desde la escalera.

-Yo nunca molesto estúpida, no ves que finjo muy bien, además el vecino es muy fácil, se ha quedado loco de emoción conmigo, tanto que me ha ofrecido a sus hermosos hijos en bandeja de plata.

La chica bufó molesta.

-¡Eres un maldito arrogante!-le gritó-...¡Ojalá algún día te den de tu propia medicina y dejes de jugar con las personas!.

-Bla...bla...bla, tan solo eres una maldita envidiosa, déjame tranquilo....Me da igual lo que digas, no lograrás perturbarme, estoy demasiado feliz, tengo a los hermanos Pruk comiendo de mi mano y pronto me los habré follado a los dos, bueno la verdad es que aún no sé si Zee es activo o pasivo, aunque sinceramente me da lo mismo.

Su hermana pegó un gran grito de frustración y furiosa volvió a su habitación, mientras su este se dejó caer en el sofá riéndose de su gran hazaña, al tiempo que encendía la tele.

-Soy el amo del mundo-se dijo a sí mismo con orgullo- ...todos me adoran.

Mientras en la soledad de su habitación, Saint seguía cultivando su mente a través de la lectura, aunque por momentos debía secar sus ojos pues estos aún seguían inundandose por momentos.

La verdad es que él amaba a sus hermanos pero con Sanit era difícil convivir pues siempre habían chocado mucho, no quería pensarlo pero había momentos que creía que su hermano hubiese sido más feliz sí ellos no hubiesen nacido.

Este sentía que cada palabra de su hermano mayor era como un dardo envenenado de odio que se le clavaba en el corazón y aunque le temía, en muchas veces rezaba por él, ya que creía que un día toda la maldad que sembrada a su paso pudiese serle devuelta.

Desde que su hermano había empezado a darse cuenta de su belleza y éxito, había hecho mucho daño a distintas personas directa e indirectamente, aunque inexplicablemente siempre había salido bien parado.

Al igual que su hermana, este también deseaba que su hermano mayor encontrase al fin la horma de su zapato y probase así la crueldad de sus actos, para que se redimiera y cambiase su actitud, aunque eso tan solo lo lograría un auténtico milagro.

Al igual que su hermana, este también deseaba que su hermano mayor encontrase al fin la horma de su zapato y probase así la crueldad de sus actos, para que se redimiera y cambiase su actitud, aunque eso tan solo lo lograría un auténtico milagro

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4. Un novio de mentira -Zaintsee TerminadaWhere stories live. Discover now