Siete

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La casa estaba en silencio, Saint miró a su alrededor en cuanto entró pero no vio nada extraño, entonces creyó que lo que su hermana no quería que viese estaría en las habitaciones de la planta superior.

Subió corriendo las escaleras, vio que su habitación estaba tal como la había dejado, así que fue a la de su madre pero tampoco vio nada fuera de lo normal, ya se volvía a su habitación cuando de repente escuchó voces procedentes de la habitación de su hermano mayor.

Él lo hacía fuera, por lo que esos ruidos y voces que se escuchaban tenían que ser de ladrones.

-Vamos Saint, sé valiente-se dijo cogiendo entre sus manos un bate de béisbol firmado que adornada la pared.

Este se acercó lentamente a la puerta de Sanit y con una mano abrió la puerta despacio, encontrándose algo muy distinto a lo que se esperaba.

Zee estaba desnudo y dormido en la cama de su hermano, entonces miró a su alrededor y con desilusión miró toda la ropa de los dos chicos desperdigados por todo el suelo.

Entonces el moreno levantó su cabeza.

-¿Saint?, ¿Por qué entras así?-preguntó al ver el bate en sus manos.

El castaño estaba tan devastado que no respondió, tan solo dejó caer el bate en el suelo y salió de allí lo más rápido que pudo, mientras que múltiples lágrimas recorrían sus mejillas.

Sanit salió de su baño regresando a la habitación y se encontró el bate favorito de su padre tirado en el suelo.

-Pero... ¿Qué mierda hace esto aquí?-habló mientras lo recogía.

Zee levantó la cabeza de nuevo y miró a este con preocupación.

-Tu hermano ha estado aquí.

El castaño mayor resopló con furia.

-Maldito enano entrometido.

Mientras en la calle, Saint daba vueltas de un lado a otro intentando calmarse, no entendía muy bien el porque estaba tan alterado y triste por el tonto de su vecino pues el mismo se lo había buscado aceptando salir con Sanit.

La verdad estaba molesto consigo mismo pues aunque el moreno le seguía pareciendo rematadamente guapo ellos eran novios y a pesar de saber de la rapidez de su hermano acostándose con sus conquistas y también en cansarse de ellas, él no podía hacer nada al respecto.

Tiempo después volvió a entrar en la casa y tras hacerse un sándwich en la cocina fue a la sala de estar para ver la tele y así olvidarse de lo que había visto.

Tras unos minutos haciendo zapping incansablemente, presionando con fuerza los botones del mando, éste lanzó un gritó y lo tiró al suelo.

Finalmente se dejo caer en el sofá hasta tumbarse totalmente y acto seguido soltó un gran y desolador suspiro.

Se sentía muy frustrado pues su mente no cesaba de golpearlo con imágenes de su hermano y su vecino follando como animales mientras él estaba allí, muriéndose por dentro y con el corazón hecho añicos

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Se sentía muy frustrado pues su mente no cesaba de golpearlo con imágenes de su hermano y su vecino follando como animales mientras él estaba allí, muriéndose por dentro y con el corazón hecho añicos.

4. Un novio de mentira -Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora