Zee Pruk es un guapo adolescente, el cual recién llegado a la cuidad de Bangkok se enamora de su egoísta, promiscuo y temperamental vecino Sanit Suppapong de su misma edad. Este tiene un hermano llamado Saint dos años menor, quién suspirará en secre...
Saint sintió la furiosa mirada de su hermano sobre él en cada rincón del campus o los pasillos donde se lo encontró.
Cuando llegó el descanso de las clases, el mayor no se conformó solo con mirarlo, ya que tras verlo junto con sus amigos en el lugar de siempre, este lo sujetó de un brazo y lo arrastró hasta el edificio.
—¡Oye suéltame!—le gritó este asustado.
Sanit lo soltó tras empujarlo al interior de los baños pero se puso en la puerta para evitar que saliese o que nadie entrase.
—¿Se puede saber que coño hacías en el coche de Zee?, ¿Acaso quieres morir idiota?
El menor de los hermanos negó.
—Yo no hice nada, fue él el que me invitó.
—Alejate de Zee—le susurró al oído tras empotrarlo contra la pared—...si no lo haces, olvidaré que eres mi hermano, ¿Lo has entendido?.
El castaño estaba aterrado e iba a contestar pero entonces la puerta se abrió de golpe y ante ellos apareció el moreno muy molesto.
—Sueltalo, la cosa es conmigo Sanit.
Este soltó a su hermano menor, el cual salió corriendo sin mirar atrás.
—¿Por qué no has cogido ninguna de mis llamadas?.
El moreno sonrió con sorna.
—¿Acaso tendría que hacerlo?.
—Creí que ante todo éramos amigos y además nos unen otras cosas—habló Sanit acercándose peligrosamente.
Zee soltó un bufido.
—¿Amigos tú y yo?, ¿Acaso aún estás borracho o que te pasa?
El mayor de los Suppapong negó y se acercó aún más.
—No, no lo estoy...estoy muy sobrio, pero dime, ¿por qué trajiste al enano mocoso en tu coche, ¿Desde cuándo tenéis tanta confianza?.
Zee dio un paso atrás.
—No te-tengo porque darte explicaciones, tú y yo no somos nada pero....
—¿Te gusta el idiota?—volvió a acercarse Sanit.
—Tu hermano es un buen amigo, apenas ahora lo estoy conociendo mejor pero siempre me ha caído bien.
El pelo mechado resopló.
—Es molesto y se cree un santo pero yo no me lo trago, ese no es más que una mosquita muerta, ¡olvídate de él y sal conmigo!.
El moreno lo miró fijamente y negó con la cabeza, mientras apretaba los puños, entonces Saint tragó duro pues sentía como el oscuro de los ojos de su ex lo quemaban.
—No voy a perdonarte...entérate bien, ya no me fío de ti—le susurró Zee acercándose a su cara.
Sin esperarlo, Sanit soltó un leve jadeo pues pensó en lo jodidamente sexy que se veía el moreno así de desafiante.
—Oh mierda, me has puesto duro—dijo con intención besarlo, así que mordió su labio inferior al notar el cálido aliento de este en su cara.
Nada de eso ocurrió, ya que Zee se apartó y salió de allí lo más rápidamente que pudo, mientras que este anonadado por lo sucedido, se dejó caer en el suelo y se tocó la entrepierna soltando un sonoro jadeo, estaba jodidamente erecto pues la proximidad y la rebeldía de su ex lo había dejado muy caliente.
Tras salir al patio, el moreno buscó a Saint con la mirada pero no lo vio, entonces fue había su amigo Max y los los demás, los cuales seguían con su charla en su lugar habitual.
—Hey ¿y esa sonrisa?, ¿Qué ha ocurrido ahí dentro?.
Zee sonrió con alivio.
—Pues he conseguido a un pequeño triunfo, aún sigo temblando pero me siento bien.
—A ver si adivino, ¿Has pateado a ese idiota?.
—No, no he llegado a tanto pero si le he dejado claro que no volveré con él.
—Cuídate de él, ese chico es demasiado molesto y cruel... Hará cualquier cosa para que estés con él de nuevo—habló otro de lis chicos de su grupo—… No hemos querido decírtelo antes para no herirte pero....
—Pero...¿Qué?—preguntó este intrigado.
—Hemos escuchado decir por ahí que hay apuestas por si tú y él...bueno...ya sabes—habló nuevamente el compañero haciendo un gesto sexual con los brazos—… él se ha hartado de decir que volverás a su cama tarde o temprano.
El moreno bufó molesto.
—Maldito cabrón...a cada momento que pasa me voy dando más cuenta de lo inmensamente estúpido que fui volviendo a creer en él, es un bastardo y no vale nada.
De repente, este escuchó unas sonoras risas tras él y al girarse se encontró al pelo marchado caminando con sus amigos de lo más sonriente.
—Definitivamente he sido un total gilipollas por haberme fijado en ese idiota todo este tiempo—habló el moreno muy arrepentido—... he perdido la oportunidad de conocer a otras personas realmente increíbles, las cuales siempre han estado ahí.
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