Zee Pruk es un guapo adolescente, el cual recién llegado a la cuidad de Bangkok se enamora de su egoísta, promiscuo y temperamental vecino Sanit Suppapong de su misma edad. Este tiene un hermano llamado Saint dos años menor, quién suspirará en secre...
Durante los días que vinieron, Saint vio como su peor temor se estaba haciendo realidad pues su perverso hermano mayor y el chico al que amaba, poco a poco se volvían inseparables de nuevo.
Aunque no eran pareja pues el moreno se resistía a dejarse llevar totalmente, si que pasaban la mayor parte del tiempo libre en compañía, cosa que al castaño le dolía igualmente pues siguió siendo invisible ante los ojos de su vecino.
William finalmente fue dado de alta y aunque tenía que seguir yendo al hospital para hacerse curas y revisiones, nunca lo hacía solo pues su hijo y un más que atento y sospechoso Sanit los acompañaba.
El más joven de los hermanos sentía como si alguien hubiese lanzado un hechizo o una pócima de memoria a todo el que lo rodeaba, ya que nadie parecía acordarse de los cuatro largos años pasados, en los cuales tanto Zee como el habían sufrido, aunque por distintos motivos.
Era como si el mundo estuviese en su contra y cada día lo boicoteaba para poner a prueba su resistente e incondicional amor hacia un tonto moreno, el cual solo tenía ojos para su malvado hermano.
Incluso se sintió peor cuando la confidente de todos sus secretos, su hermana Sara, se fue de casa pues unas semanas después del regreso de su padre, Sammy y ella se instalaron en un apartamento de alquiler cerca de la Universidad.
Saint se veía solo, luchando sin esperanzas contra el destino y la probabilidad de que pasase lo que pasase, el amor de su vida y su peor enemigo, sin remedio acabarían juntos de nuevo.
El tiempo lo había mejorado, ya que no era tan bajito como antaño y sus facciones eran más varoniles, incluso su voz ahora era algo más grave pero aún así, había visto que cambiase lo que cambiase, su vecino nunca iba a verlo más allá del hermano pequeño de Sanit o también como su pequeño y tierno vecino.
Tras un mes viéndolos ir y venir de aquí para allá, riendo, tocándose e incluso besándose las mejillas, el castaño comenzó a creer que quizás estaba equivocado y que en verdad su amor por Zee no era tal, sino que podía ser solo admiración o cariño simplemente.
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Este empezó a pensar también, que en realidad su hermano si podría haber cambiado y que por tanto era merecedor del amor del moreno.
Finalmente acabó creyendo que por increíble que le pareciese, podría ser que este tuviese un corazón latiendo en su interior con sentimientos limpios hacia Zee y que realmente no solo lo movía el deseo sexual.
Saint entonces se convenció de que ya había llegado la hora de tirar la toalla y que debía dejar de esperar por un amor imposible que nunca llegaría, que debía darse por vencido, asumiendo de una vez que tanto su hermano como su vecino estaban destinados a estar juntos y que nada ni nadie iba a poder evitarlo.
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