Cuarenta y cinco

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Durante los dos días más que echó en el hospital, el castaño no dejó de pensar en su malévolo hermano.

...-¿Acaso no va ha venir, mamá?, ¿Aún sabiendo lo que me ha pasado, no dejará de estar molesto conmigo?-preguntó una vez más este ante la cara de incertidumbre de esta.

-Vendrá, seguro que si, no te preocupes por él-mintió finalmente Zee- ...ya sabes como es, además pronto saldrás de aquí y te verá en casa.

Saint sonreí pero no estuvo conforme pues además de bo ver ni una sola vez a Sanit, le extrañaba que el novio de este estuviese a cada rato junto a su cama.

El día señalado llegó y finalmente el medico trajo buenas noticias.

-Bueno muchacho, he venido a despedirme porque hoy podrás irte al fin a casa.

-Oh, ¿En serio?, es fantástico, podré volver al instituto y ver de nuevo a mis compañeros.

May y Zee se miraron.

-Claro mi vida, los verás-dijo está muy emocionada.

El castaño no espero a que el medico se fuese y rápidamente se destapó y se echó abajo de la cama, entonces cogió los libros de encima de la mesilla y luego fue hacia el armario y cogió su ropa.

-Tengo que vestirme, por favor ¿podéis saliros?

El médico rió.

-Tranquilo Saint, sé que estás deseoso de irte pero aun falta que te saquen eso-dijo señalando la vía de su brazo-... además debo redactar tu informe y unas recomendaciones que debes seguir.

-¿Entonces aún no puedo irme a casa?

El doctor asintió.

-En una hora más o memos podrás irte.

El castaño resopló con resignación y se sentó en la cama.

-No estes triste, una hora pasa rápido-habló Zee mirándolo con ternura.

-Cariño-Dijo su madre-...puedes vestirte ya en el baño, yo recogeré todo y así cuando lleguen los papeles podremos irnos.

-Si, está bien.

Luego de unos minutos, el castaño salió del baño ya vestido con su ropa normal y se sentó en el borde de la cama.

-¿Y qué haremos hasta que llegues los papeles?

Zee y su madre se encogieron de hombros, entonces el menor miró hacía donde estaban los libros y cogió uno.

Con decisión lo abrió por la primera página y sonrió mirando al moreno.

-Mi madre me dijo que tu me los regalaste y que me leíste mientras dormía, gracias Zee son geniales.

Este sonrió y entonces se sentó a su lado.

-Sabía que te gustarían, pequeño-dijo este suspirando mientras le acariciaba el pelo.

Entonces Saint se lo entregó.

-¿Puedes leerme ahora?

-¿Quieres que te lea ahora?-preguntó el mayor extrañado.

-Si, tengo la sensación de que tu voz me hizo regresar...¿leeras un poco más para mí?, por favor, por favorrrrr....

Zee sonrió ampliamente.

-Cómo puedo negarme si me pones esa carita y esa vocecilla tan tierna...Claro que lo haré pequeño, te leeré encantado.

May sonrió tiernamente ante la escena en la cual saltaban chispas y se respiraba un ambiente de amor, entonces fingió tener sed y se salió para dejarles intimidad

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May sonrió tiernamente ante la escena en la cual saltaban chispas y se respiraba un ambiente de amor, entonces fingió tener sed y se salió para dejarles intimidad.

El moreno comenzó a leer mientras que Saint se recostó de nuevo su cabeza en la mullida almohada y soltaba un pequeño y placentero gemido, cerrando sus hermosos ojos y concentrarse en la historia.

Tras unos capítulos, el mayor paró de leer pues se dio cuenta de que este estaba completamente dormido, entonces lo observó unos minutos con detenimiento, mientras suspiraba sonriendo nostálgico.

-¿Y qué haré yo si no nos recuerdas juntos?, ¿Cómo voy a vivir sin tus besos, ahora que estás de vuelta pero no los recuerdas?, me muero por besarte y me duele que pienses que sigo con él pero aún me duele más saber lo que te hizo y tener que mentirte excusándolo.... Mi amor, ¿hasta cuándo va ha estar haciéndote daño?, haciéndolo a los dos... Tengo miedo pequeño, me aterra que nunca recuperes la memoria y no aceptes que gracias a ti lo olvidé al fin y que por sorpresa, me acabé enamorando perdidamente de ti.

Finalmente este chasqueó la lengua y frotó la cara con las manos debido a la frustración que sentía, luego se acercó a este, se inclinó hasta su frente y le dejó un pequeño beso, a continuación le dio otro en la nariz y finalmente beso sus labios, a lo que el menor soltó un leve gimido entre sueños.

-Te amo-le susurró

Zee sonrió y soltó otro suspiro, luego regresó a la silla y se sentó, cogió el libro entre sus manos para continuar con la lectura desde donde la había dejado.

4. Un novio de mentira -Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora