4. Un novio de mentira -Zaintsee Terminada

Cincuenta y dos

Un año después

Sanit estaba tumbado en su cama cuando la puerta de su habitación se abrió.

-Hola bebé, te traigo noticias, me enterado de algo sobre tu familia-Dijo Eric, el rubio celador del centro psiquiátrico que se encargaba del perturbado chico desde hacía varios meses.

-No me importa nada de esa gente, guardatelo, no quiero saberlo.

El celador sonrió.

-Al parecer tu querida hermana y tu mama no vendrán a la reunión semanal con el director.

-¿Acaso te he dicho que me lo digas?- preguntó furioso este fulminandolo con la mirada-¡Cállate, joder!.

Eric le acarició la y entonces bruscamente le golpeó contra los barrotes de la cama.

-Maldito estúpido, te he dicho mil veces que no me hables así o te arrepentirás-Le susurró el celador muy molesto.

Sanit rió.

-¿Qué más puedes hacerme a parte de follarme?, eres un gilipollas si crees que te tengo miedo.

Eric sonrió lascivamente.

-¿Sabes?, cuando te pones así de malhumorado todavía me pones más cachondo pero no he venido a eso... Te diré lo que he escuchado y luego me iré a casa, mientras tú te quedarás aquí llorando porque no llené tu culo con mi leche.

-¡Cállate ya y lárgate no te necesito!,¡no necesito a nadie!-volvió a gritar Sanit.

Eric se paseó entonces por la habitación sonriendo hasta que finalmente se paró frente a la ventana con rejas.

-Al parecer ellas no vendrán a la cita semanal con el director porque se van de celebración, ¿No quieres saber cual es esa celebración?-susurró este acercándose para juguetear con su dedo por la mejilla roja del chico.

-¡Cállate joder!.

Eric le tapó la boca y le enseñó la jeringa que sacó de su bolsillo.

-No me obligues a usarla, cariño portate bien o te dejaré aquí dormidito y babeando la almohada como un jodido loco.

-Yo no estoy loco, no necesito eso.

-¿Vas a portarte bien?

Sanit asintió.

-Bien pues al perecer se van de boda- Soltó el celador mofándose-...Finalmente tu famosísimo Zee y tu odiado hermano, van a casarse, ¿Qué te parece?.

Sanit apretó sus puños hasta que se le pusieron blancos, entonces se levantó y comenzó a golpear la pared con toda su rabia.

-Para maldito pirado o vendrán los demás -le susurró el rubio sujetandole-...no me obligues a pincharte el calmante, así no eres divertido.

Finalmente, el chico paró pues tampoco quería que lo drogase, no le gustaba cuando le obligaban a estar medicado, por eso accedía a tener relaciones sexuales con Eric pues él a cambio no le daba la medicación, por lo que podía estar lúcido, aunque en ocasiones tenía que fingir para que los demás empleados de la clínica no se diesen cuenta.

Finalmente el celador lo empotró contra la pared, le dio un beso en los labios y acto seguido se fue sonriendo se fue.

-Hasta mañana amorcito, que tengas lindos sueños o pesadillas, lo que prefieras.

Sanit se dejó caer en el suelo echándose a llorar, odiaba aquel lugar, odiaba a su familia por dejarlo allí y se odiaba a sí mismo por ser así pero no podía remediarlo.

La esquizofrenia había estado en el durante años, latente hasta que finalmente había salido a la luz tras lo que había hecho a su hermano.

Había pasado mucho tiempo y a pesar de todo los tenía muy presentes pero no quería que lo viesen así por eso se había negado también a que Sara lo visitase.

En el fondo sabía que Zee y Saint estarían juntos y felices, era consciente de que su hermano amaba a este desde el momento en que lo había visto y también sabía que el moreno terminaría enamorado de él, por eso había evitado que se tratasen.

En realidad no lo había movido el amor por su vecino, de hecho él jamás había amado a nadie, tan solo lo había hecho por los celos y el odio que sentía por su hermano pequeño, él cual era puro y bueno, el preferido de su difunto padre y por eso nunca lo había soportado.