Treinta y cuatro

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La madre de Saint entró como un huracán en la habitación de su hijo menor para obligarle a levantarse de la cama pues ya había pasado una semana y este no había querido ir al médico, ni tampoco a sus clases.

Ella no lo había escuchado toser en las últimos días y al tacto no estaba febril, así que terminó por enfadarse.

-¿Estás evitando ir a la Universidad?, ¿Puedo saber por qué?-pregunto ésta tras abrirle la cortinas y tirarle del edredón.

-No volveré a salir de casa nunca-dijo éste volviéndose a tapar.

-Cariño, no entiendo que te pasa...De todos mis hijos tú eres el más responsable, ¿Cómo puedes permanecer así de impasible ante la posibilidad de perder el trimestre?.

El castaño suspiró profundamente.

-No puedo decírtelo, además no me creerías... entonces, ¿para qué?.

Su madre se sentó en el bode de la cama y le acarició el pelo tiernamente.

-¿Esto es por un amor?, concretamente por el guapo hijo de vecino, ¿Me equivoco?.

Este levantó la cabeza y la miró frunciendo el ceño.

-No me mires así-sonrió la mujer-... sé lo mal que lo pasaste cuando Zee se fijó en tu hermano y sé lo mucho que sufriste cuando él se fue...esto de ahora es porque esos dos vuelven a tontear, ¿me equivoco?.

El castaño se incorporó y se sentó en la cama negando.

-No mamá, no te equivocas.

-Cariño, no debes preocuparte por Zee y Sanit... no creo que vuelvan pero eso no garantiza que él se fije en ti.... deberías fijarte en otra persona y olvidarte de ese chico, si quisiese algo contigo, ¿no crees que habría venido a verte o que te habría llamado?.

Este asintió entristecido.

-Anda, date una ducha rápida y baja a desayunar, ¿De acuerdo?.

Saint obedeció y entró en el baño tras coger su móvil en la mesilla, luego se encerró y encendió el móvil, decenas de notificaciones llegaron mientras este se miraba al espejo.

-Joder, estoy horrible-dijo tocándose la cara.

Finalmente cogió de nuevo su móvil en la mano y cuando este terminó de vibrar, comprobó que había de nuevo llamadas y mensajes del moreno, iguales a los que le había estado mandando desde varios días atrás, cuando al parecer su hermana le había dado su número.

Este no le había dicho nada de eso a su madre, ni tampoco el que Zee había estado yendo a la casa pero tras tocar al timbre incansables veces se había vuelto a ir.

Tampoco de que otras veces había escuchado a su hermano abrirle la puerta y decirle que él no quería verlo, también como su vecino le daba recados para él, los cuales Sanit nunca le dio.

El moreno le dejaba dicho que se mejorara y que regresaría pronto, también que extrañaba no ir juntos a la Universidad, cosa que hacía enfurecer al pelo mechas, por lo que y siempre habían acabado discutiendo fuertemente.

Poco después de afeitarse, ducharse y vestirse, Saint bajó pero su madre ya no estaba, ésta ya se había marchado al trabajo, así que resopló entristecido y se sentó a tomar algo del desayuno que le había preparado como cada mañana desde niño.

Durante varios minutos, entristecido removió los cereales mirando la pantalla de su móvil, entonces decidió borró los mensajes y llamadas pues sabía que su hermano se lo cotilleaba mientras lo creía dormido.

Sin apetito alguno, tiró los cereales al triturador de basuras y de nuevo subió a su habitación, donde sin ánimo se sentó en la cama mientras decidía si hacer caso a su madre y salir de su encierro o por el contrario volverse a quedar en la cama un día más.

Sin apetito alguno, tiró los cereales al triturador de basuras y de nuevo subió a su habitación, donde sin ánimo se sentó en la cama mientras decidía si hacer caso a su madre y salir de su encierro o por el contrario volverse a quedar en la cama u...

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4. Un novio de mentira -Zaintsee TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora