Sin Etiquetas

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Es difícil tratar de poner por escrito lo que me haces sentir ahora mismo, cada vez que tu imagen me cruza por el pensamiento y aparece en mis sueños. Me invade tu sonrisa, me nubla la razón y te deseo como parte de cada uno de mis días y hasta que me muera también te deseo

Las noches llegan y se van sin saber de ti mientras, mi piel guarda tu recuerdo evocando el aroma de tu esencia; te adueñaste de cada centímetro de mí desde aquella primera vez que probé del elixir de tu ser y cuando tus perlas se cruzaron en mis labios mientras jugábamos al amor con nuestras lenguas. Los poros de tu cuerpo destilan tus mieles y espero con mucha devoción poder beber de ti, una vez más y déjame llegar hacia los lugares más húmedos y magnífico de ti

Descubrí que unas líneas cargadas de erotismo e imágenes de cruda naturaleza son aliadas eficaces para despertar en ti ese apetito voraz; que encuentra en mi carne saciedad y veneno. Entonces veo que ya voy bajando hacia ese pliegue hermoso entre tus montañas hermosa y tu cabeza preciosa del cual disfruto como si fuera el pan de mi día a día y lo dejo lleno de marcas de las cuales denomino como moretones. Hemos pactado el ritual donde la ofrenda es el placer que nos lleva al cielo y hasta ahora se esta cumpliendo. Me apresuro a tu encuentro pero cada vez que intento descifrar tu estrategia descubro una forma siempre nueva e indomable, que desata miles de fantasías encontrando su cauce en tu desnudez; desembocando en tus besos de lujuria sumergidos en los ríos de tus ganas de mí y mis ansias por ti de seguir con esto. Luego mi lengua llega adonde esas montañas hermosa y suculentas de las cuales mi lengua quiere consumir de todo su contorno y cambiar el color que las conforma y además que con cada minuto saber que esto es solo el principio.

Tu anatomía se forjó a la medida de mi deseos. Somos partícipes de esta conspiración divina donde nuestros instintos primitivos, se convierten en verso al fundirse con el paso del momento. Disfruto sin recato de cada movimiento y forma de tu cuerpo, como quien se embelesa ante una exquisita obra de arte e intento disimular cuando tu abrazo furtivo me hace estremecer; pero pierdo la batalla mientras tus labios me arrebatan el aliento y llegando hacia tu áspero fruto que sinceramente me mata con las lamidas que le pego a este.

Sobra decir que conozco el desenlace y jamás pediría otra cosa de ti que no sea el deleite que desata en mí el roce de nuestros cuerpos, la forma en que tu mirada me atraviesa a veces dulce, a veces feroz; o la precisión de tus manos sobre mi como el artista que se vacía a si mismo sobre el lienzo, cuando me haces tuya.

Las lunas de octubre fueron cómplices desde entonces y hasta hoy, despierto abrazada a cada recuerdo donde tú apareces. La fortuna caprichosa nos tomó por sorpresa cuando hizo coincidir nuestros destinos en el momento más inesperado. Esto queda demostrado que no necesitamos tener etiquetas para poder disfrutar de cada noche de los prohibido de nuestros seres.

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