Las mañanas frías siempre habían sido las favoritas de Betty, pues podía quedarse feliz y tranquila en su cama sintiendo el calor que las cobijas le brindaban, casi siempre su papá hacía chocolate caliente y la consentía colocando los malvaviscos en forma de una carita sonriente. El aroma de la bebida ya inundaba las fosas nasales de la chica, sin embargo, a pesar de que esta mañana era fría y había chocolate en casa, a Betty no le estaba gustando nada.
Esa noche estaba categorizada como una de las peores de su vida desde que la varicela la había inundado a los 10 años, había llorado hasta quedarse dormida pues no podía olvidar el suceso anterior.
Rodo evitando la luz que se colaba por su ventana, sin embargo, ya estaba despierta y le sería casi imposible poder volver a dormir.
Archie estaba en la acera de al lado, despertando recién, giró su rostro notando que no se encontraba en su habitación, sino en la camioneta de su padre, se enderezó y acerco la mano a su rostro notando la hinchazón, se acercó al retrovisor he hizo una mueca tras ver los moratones que acompañaban su ojo y mentón. Suspiró y bajó del auto entrando a su casa.
- ¿Archie?
Ignoró el llamado de su madre, subió corriendo las escaleras y se encerró en su habitación; camino decidido hasta la ventana tomó su celular y marcó el número de su novia.
El teléfono sonó, aún con el rostro hundido en su almohada Betty estiró la mano y alcanzó el celular.
- ¿Diga?
-Betty-Colgó y colocó el celular nuevamente en la mesita al lado de su cama.
Se puso de pie, tomó una cobija y se envolvió completamente, camino hasta la puerta y bajó las escaleras.
-Cariño, hice chocolate, ¿Quieres un poco?
- ¿Tiene malvaviscos?
-En forma de carita feliz. - Sirvió un poco, colocó los malvaviscos y le entregó la taza.
- ¿Cómo estás?
-Bien papá ¿Y tú?
-Bien también. - Se escucharon golpes en la puerta. -Yo voy.
Betty suspiró, llevó sus manos a la cabeza y comenzó a masajearla para intentar eliminar el estrés.
-Betty cariño, te buscan, ¿Quieres pasar por una taza de chocola...
- ¡No te atrevas a poner un pie dentro de esta casa!
- ¡Alice!
Los ojos de Betty se abrieron como platos al escuchar la voz de su madre, se levantó rápidamente y se acercó al recibidor sin dejar que el chico pudiera verla, su madre la miro y la chica negó con la cabeza.
-Señora yo...
- ¡Tu nada! ¡Hasta que mi hija decida que hacer contigo no te vas a acercar a esta casa! ¿Entendiste?
-Si ella me dejara explicarle...
-Pregunté si habías entendido ¿Lo hiciste? - Cuestionó cruzándose de brazos. -¿Entendiste?- La madre de Betty era realmente imponente cuando se lo proponía, en este momento cualquiera que la viera sentiría miedo.
-Sí señora Cooper, entendí. - Archie se dio la vuelta cabizbaja.
Betty corrió a la gran ventana de la sala, corrió ligeramente la cortina y miró como el pelirrojo se sentaba en la acera y comenzaba a llorar, sintió como sus ojos se cristalizaban y su corazón se encogía por el dolor. Cerró la cortina.
El chico estaba frotando sus brazos debido al frío, pero no se quería mover. Necesitaba verla, necesitaba hablar con ella y pedirle que lo escuchara, necesitaba explicarle que todo había sido un error producto del alcohol, quería decirle que sólo la amaba a ella y que nunca dejaría de hacerlo. Necesitaba su perdón.
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Our Perfect Story
Teen FictionBetty Cooper es la chica perfecta, tiene la familia perfecta y el novio perfecto. Su vida parece ser color de rosa, pero lo perfecto es aburrido y ella merece un poco de la diversión Jones. ¿Qué le pasará a la pareja perfecta?