Capitulo 9.

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Las mañanas frías siempre habían sido las favoritas de Betty, pues podía quedarse feliz y tranquila en su cama sintiendo el calor que las cobijas le brindaban, casi siempre su papá hacía chocolate caliente y la consentía colocando los malvaviscos en forma de una carita sonriente. El aroma de la bebida ya inundaba las fosas nasales de la chica, sin embargo, a pesar de que esta mañana era fría y había chocolate en casa, a Betty no le estaba gustando nada.

Esa noche estaba categorizada como una de las peores de su vida desde que la varicela la había inundado a los 10 años, había llorado hasta quedarse dormida pues no podía olvidar el suceso anterior.

Rodo evitando la luz que se colaba por su ventana, sin embargo, ya estaba despierta y le sería casi imposible poder volver a dormir.

Archie estaba en la acera de al lado, despertando recién, giró su rostro notando que no se encontraba en su habitación, sino en la camioneta de su padre, se enderezó y acerco la mano a su rostro notando la hinchazón, se acercó al retrovisor he hizo una mueca tras ver los moratones que acompañaban su ojo y mentón. Suspiró y bajó del auto entrando a su casa.

- ¿Archie?

Ignoró el llamado de su madre, subió corriendo las escaleras y se encerró en su habitación; camino decidido hasta la ventana tomó su celular y marcó el número de su novia.

El teléfono sonó, aún con el rostro hundido en su almohada Betty estiró la mano y alcanzó el celular.

- ¿Diga?

-Betty-Colgó y colocó el celular nuevamente en la mesita al lado de su cama.

Se puso de pie, tomó una cobija y se envolvió completamente, camino hasta la puerta y bajó las escaleras.

-Cariño, hice chocolate, ¿Quieres un poco?

- ¿Tiene malvaviscos?

-En forma de carita feliz. - Sirvió un poco, colocó los malvaviscos y le entregó la taza.

- ¿Cómo estás?

-Bien papá ¿Y tú?

-Bien también. - Se escucharon golpes en la puerta. -Yo voy.

Betty suspiró, llevó sus manos a la cabeza y comenzó a masajearla para intentar eliminar el estrés.

-Betty cariño, te buscan, ¿Quieres pasar por una taza de chocola...

- ¡No te atrevas a poner un pie dentro de esta casa!

- ¡Alice!

Los ojos de Betty se abrieron como platos al escuchar la voz de su madre, se levantó rápidamente y se acercó al recibidor sin dejar que el chico pudiera verla, su madre la miro y la chica negó con la cabeza.

-Señora yo...

- ¡Tu nada! ¡Hasta que mi hija decida que hacer contigo no te vas a acercar a esta casa! ¿Entendiste?

-Si ella me dejara explicarle...

-Pregunté si habías entendido ¿Lo hiciste? - Cuestionó cruzándose de brazos. -¿Entendiste?- La madre de Betty era realmente imponente cuando se lo proponía, en este momento cualquiera que la viera sentiría miedo.

-Sí señora Cooper, entendí. - Archie se dio la vuelta cabizbaja.

Betty corrió a la gran ventana de la sala, corrió ligeramente la cortina y miró como el pelirrojo se sentaba en la acera y comenzaba a llorar, sintió como sus ojos se cristalizaban y su corazón se encogía por el dolor. Cerró la cortina.

El chico estaba frotando sus brazos debido al frío, pero no se quería mover. Necesitaba verla, necesitaba hablar con ella y pedirle que lo escuchara, necesitaba explicarle que todo había sido un error producto del alcohol, quería decirle que sólo la amaba a ella y que nunca dejaría de hacerlo. Necesitaba su perdón.

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