Capítulo 22.

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El teléfono timbro por segunda ocasión, Jughead suspiro con frustración, miró el nombre que iluminaba la pantalla y tras un gruñido atendió.

-¿Qué?- Contestó de manera brusca.

-¡¿En dónde demonios estás?!

-Estoy afuera.- Respondió mirando el lugar. -¿Ya empezaron?

-No, sólo te estamos esperando.

-La espera terminó.- Colgó la llamada, ajustó su preciada chaqueta de cuero y entró al bar.

El whyte wyrm no lucía nada parecido a lo que Betty había visto un par de semanas atrás, está vez el lugar lucía oscuro y sombrío, estaba repleto de hombres y mujeres que portaban orgullosamente las chaquetas de cuero con el temido escudo en la espalda "Southside Serpents". El peli negro se adentró aun más en el lugar pasando de todo aquel que estuviera a su al rededor, arrugó la nariz al caminar cerca de una mesa con un grupo de fumadores, el olor del cigarrillo se había impregnado en el haciendo que una ligera pero poderosa ansiedad cosquilleara por su cuerpo, se sacudió ligeramente intentando ignorar la sensación, había dejado de fumar y no quería volver a eso, no ahora.

-¡Jones!- Lo llamaron, la mirada del chico se encontró con la de un hombre maduro, era alto y poseía una barba larga y oscura. Camino hacía el.

-Tall Boy.- Saludó, dirigiéndose a el. -Muchachos.-Miró al resto que los rodeaba.

-Llegas tarde.- Reclamó el hombre.

-Tuve que resolver unos asuntos antes de venir para acá.- Se encogió de hombros restándole importancia. -Pero ya estoy aquí y tienen toda mi atención.

Jughead tomó una de las sillas la giro haciendo que el respaldo quedara frente a el y se sentó recargándose el este. 

-Los Ghoulies atacaron el lado sur.- Habló el hombre. -No lograron hacer mucho daño, rompieron algunas cosas e hicieron unas cuantas pintas con aerosol pero nada irreparable.- El pelinegro asintió.

-¿Nadie está herido?

-No, el ataque fue ligero, sin embargo estoy seguro de que fue una advertencia.

-¿A qué te refieres?- El muchacho levantó una ceja intrigado.

Tall boy suspiró, miró a sus compañeros quienes asintieron en su dirección.

-Encontramos una nota.- Sacó un trozo de papel del bolsillo de su chaqueta entregándosela a Jughead. -Quieren guerra. 

Tras leer el papel soltó una carcajada obteniendo que el resto de los miembros presentes lo miraran confundidos.

-No creo que sea gracioso.

-Oh lo es.- Dijo atropellando las palabras del hombre frente a el. -Es excesivamente gracioso, porque ellos son estúpidos, son tan estúpidos que piensan que tienen oportunidad de vencernos, pero no la tienen.- El tono de voz de Jughead había comenzado a elevarse. -Nadie tiene la capacidad ni la oportunidad de vencernos ¡Somos las serpientes sureñas carajo!- Gritó poniéndose de pie.

Gritos de apoyo resonaron en respuesta al pelinegro.

-Si los Ghoulies quieren guerra.- Exclamó fuerte. -Guerra tendrán.

-¡Si!- Exclamaron todos.

-Los acabaremos, tomaremos su territorio y controlaremos todo de una vez por todas.- Sonaba seguro de sí mismo.

Todos lo miraban orgullosos, el chico era un maravilloso estratega, cosa que había heredado de su padre, por eso mismo se había convertido en el príncipe de las serpientes, pues su padre "el rey" se encontraba indispuesto para cumplir con las obligaciones que la pandilla necesitaba, con Jughead Jones en la guerra, ganarían seguro. 

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