Capítulo 37

440 32 3
                                    

Betty se sentía... Extraña. Algo en su interior no funcionaba como debia, pero no, aunque el malestar se originaba en su estómago, no se sentía enferma. ¿Acaso la discusión con Jughead había ocasionado que se sintiera de ese modo?

Sobo su barriga antes de entrar al comedor, tomó una bandeja y se dirigió a la comida, tal vez todo era culpa del hambre.

Su mente no dejaba de repetir la preocupante escena de hacía unas horas.
El "Nunca me veran caer" y la forma en la que su novio había empleado la frase hacia que los bellos de su nuca se erizaran.

Y no de una buena forma.

Se acercó a la barra, tomo una manzana, una ensalada y un postre de fresas, sonrió a la encargada y camino hacia una mesa. Quería estar sola, necesitaba procesar lo que había pasado.

Estaba segura de que la reacción que Jughead había tenido era culpa del alcohol, el nunca la trataría de esa forma estando sobrio. Además estaba completamente segura de que el chico pasaba por algo difícil con las serpientes, tal vez los Ghoulies atacaron el bar de nuevo... Sí, seguro era eso.

Mordió la manzana.

¿Hablaría con él al respecto? Sí pero, ¿En dónde estaba Jughead?
Miró a su al rededor, no estaba dentro de la cafetería, debía estar afuera con el resto del grupo...

Tal vez se fue... Susurró una voz en su cabeza.

No, el no se iría, sabe que no debe conducir ebrio, la idea se fue tan rápido como llegó,se recordó a si misma las veces que la había llevado a casa después de beber, su novio era rebelde, y no le importaba conducir ebrio si eso significaba alejarse de un lugar, o a ayudar a sus amigos, o simplemente querer irse.

Miró su charola, ¿De verdad solo comería ensalada y manzana? Su estómago gruñó. Betty miró a su al rededor parando sólo cuando aterrizó en la barra nuevamente.

Una hamburguesa seria maravillosa... Pensó sintiendo su boca volverse agua.

Lástima que no puedas comer una... No quiero imaginar lo que una hambuguesa le haría a tu lindo cuerpo. La voz de su cabeza no se silenciaba. Mordió la manzana una vez más, llevó la mano derecha a su barriga y sobo.

Si bien Betty no era gorda, no se sentía nada agusto con su cuerpo... Menos desde que el año anterior Jossie se había dedicado a recordarle que no era lo suficientemente delgada para ser bonita.

Resplo, y se dedicó a olvidar aquel mal momento. Terminó la manzana, y después de un rato la ensalada y el postre de fresas había desaparecido.
Con la cabeza aun llena de ideas, Elizabeth Cooper tomó su bandeja y salió del lugar.

(...)

Archie odiaba las matemáticas, las entendía, sí, pero no las toleraba en lo absoluto. Un suspiro escapó de sus labios cuando por fin ingresó a la sala de música. En horarios de comida estaba sola.

Arrojó su mochila en algún rincón y tomó la guitarra. Suspiró sentandose en el taburete cercano al pequeño teclado, dejo que su corazón se expresara y sus dedos dijeran lo que su mente no. La melodía era increíble.

Fuerte, llena de frustración, y desespero. ¿Qué había hecho mal? Recordó cada frase, cada palabra y cada silencio, pero no encontraba el maldito error. ¿En que momento había fallado? ¿Acaso había sido coqueto con alguien más? ¿No había notado un cambio físico en ella?

Un segundo suspiro escapó de él. Bajó la guitarra y se recosto. Froto su rostro. Debía buscar a Ronie, hablar con ella y solucionar el problema.

Se acercó a su mochila, tomó la barra nutritiva que yacía ahí dentro y salió del lugar.

A esta hora debería estar almorzando con el resto de sus amigos. Camino a gran velocidad al patio, una vez ahí recorrió el amplio espacio en busca de la morena. Pero ella no estaba.

(...)

Jughead Jones había sido detenido 1 vez por conducir en estado de ebriedad, y más de tres veces por tener aliento alcoholico. Que gran ventaja era que el sheriff fuera el padre de Kevin Keller.

Una vez más el chico recorría a gran velocidad la carretera que separaba a Riverdale de Greendale. Justo como ahora, el chico conducía a 110km/h con todas las ventanas abajo y el frío aire golpeando su rostro llegó a la orilla del río Sweetwater. La ira recorría sus venas.

¡¿Cómo es que había osado burlarse del Rey de las serpientes?!

Por que lo había hecho... ¿Verdad?

Su mente trastabillo un instante, Betty se había burlado de el... Pero, ¿Acaso él exagero al hablarle de aquel terrible modo?

"No idiota, ella no debe hacer eso" Le reprochó la consciencia.

Frenó, bajó del vehículo y se sentó sobre el cofre, tomó una lata del sixpack que estaba a su lado y comenzo a llorar.

En silencio, y lejos de todos, como acoatumbraba hacerlo Jughead Jones derramó la cantidad de lágrimas necesarias para llenar un balde de agua. Mientras miraba sus manos maldecia por haberle hablado mal a su novia, se odiaba cada que recordaba el asustado rostro de Betty, la forma en la que ella lo había mirado, como si le temiera.

Arrojó la lata y gritó hasta que sus pulmones se quedaron sin aire, hasta que su garganta ardió y cuando eso pasó, cayó de rodillas al piso, sintiendo como los pequeños guijarros se enterraban en las palmas de sus manos e recordó que lo merecía, que merecía el dolor que sentía y que nunca merecería a la rubia.

El no era perfecto como ella, ni siquiera estaba cerca de ser bueno, de hecho era todo lo contrario. El pelinegro creía que si seguía cerca de ella, sería su perdición.

¿Cómo podía ser posible que la unica persona que quisiera cerca, era la única que no debía estarlo?

Las lágrimas cayeron aún más abundantes que antes, sus ojos debían estar rojos, al igual que su nariz. No la merecía. Pero era lo suficientemente egoísta para no dejarla ir.

Se quedaría con ella y cambiaría para ser mejor, cambiaría por ella. Dejaría todos sus vicios y sería mejor, más que mejor, sería perfecto, igual a Archie.

(...)

Los tacones de Verónica resonaban por los pasillos de la biblioteca, que mejor para relajarla que un buen libro mientras toma un baño rodeada de velas. Anhelaba llegar a casa.

Masajeo la parte de atrás de su cuello sintiendo todos los nudos ocasionados por el estrés. Como extrañaba su vida en Nueva York, donde todo era más fácil y el amor no complicaba toda su vida.

Recorrió el tercer estante con la mirada, mientras sus ojos vagaban por los títulos de aquellas impresionantes y romanticas historias, su mente regresaba a aquel momento de la mañana, en la que, Cheryl y su mejor amiga le habían revelado que su relación con el pelirrojo mas encantador de la ciudad, no era lo suficientemente oficial como para presentarla con los padres del chico.

"Pobre Verónica, nadie te toma enserio"

Agitó la cabeza desviando aquella estupidez de su mente. Archie la queria, sólo necesitaba más tiempo.
Verónica siguió repitiéndose eso con la esperanza de convencerse de que así era.

Suspiró.

Tal vez la cena era demasiado formal para una introduccion "Los eventos formales son los mejores para presentar nuevas personas" Se recordó, pero existía la posibilidad de que fuera algo muy intimo sólo para los amigos más cercanos... Pero Jughead iria.

El andar de la morena se detuvo, giró sobre sus talones y salió de la biblioteca, necesitaba encontrar a Betty, necesitaba una explicación de porque el Torombolo podía ir, pero ella no.

Veronica estaba molesta, sentía que el huracán de sus sentimientos estaba a nada de emerger, y Dios bendiga a todo aquel que sea alcanzado por él.

----------------------------------------
Hola hola hermosuras!!

Espero que estén super bien, les dejo este cap y espero que les guste!!
Voten, comenten y siganme para enterarse de cuando serán las actualizaciones...

Nos leemos más pronto de lo que creen, les quiero mucho xoxo

Our Perfect StoryWhere stories live. Discover now