Capítulo 18.

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Jughead suspiró, tras dar una rápida mirada alrededor del lugar y notar que sus amigos no estaban cerca aún, devolvió la mirada a la chica frente a el sonriendo aún más.


-Hace 2 años entré al azul y oro porque tu lo pediste ¿Recuerdas?- Betty asintió. -Recién entraba  a las serpientes así que no estaba seguro de poder cumplir con las obligaciones de todo, sin embargo acepte.- Se encogió de hombros desviando la mirada. -Al inicio no sabía porque lo había hecho; me estresaba mucho y casi no dormía, no podía con tantas cosas, pero no quería dejar nada de lo que hacía.

-¿Por qué?

-No lo sabía.- La miró. -Al menos no del todo; yo no quería renunciar a las serpientes porque de alguna forma son mi legado, la escuela es necesaria, el empleo en el auto cinema me gustaba, y en el azul y oro me sentía feliz, tranquilo.- Betty ladeó la cabeza. - Días después supe porque me sentía así.- Se sonrojó. -Tu me hacías sentir de esa forma- Betty lo miró con las cejas arriba. 

-¿De qué forma?- Jughead negó riendo. Pasó las manos por su rostro intentando eliminar los nervios que se apoderaban de el.

Tomó una gran bocanada de aire y murmuró algo en voz baja.

-¿Puedes repetirlo?- Dijo Betty acercándose a el.

-Me gustas Betty.- La miró. -Me gustas desde hace mucho.

-¿Qué? ¿Por qué no lo dijiste?

-Archie es mi mejor amigo y cuando supe que comenzaba a sentir cosas por ti me asusté...- Suspiró. -No quería perder a ninguno de ustedes.

-¿Por eso te distanciaste?- Jughead asintió

-Pensé que si me distanciaba y comenzaba a comportarme como un idiota contigo, los sentimientos se irían.

-¿Lo hicieron?

Jughead negó con la cabeza. 

-Se volvieron más fuertes.

-¿En...- Una voz la interrumpió.

-Lamentamos la tardanza.- Los tacones de Verónica aunados a su voz indicaron que acababan de llegar. 

-No hay problema.- Jughead se enderezo en su lugar de nuevo. 

Betty miró al chico del gorro con frustración. Jughead sólo se encogió de hombros acercándose a la ventana. Verónica tomó asiento a su lado y Kevin frente a ella.

Verónica le extendió una caja blanca a Betty.

-Son panques.- Murmuró. -Los mande a traer de Nueva York, mamá dice que no hay cosa que no se pueda arreglar con el pastelito adecuado.

Batty la miró.

-Yo de verdad lo lamento.- La miró seria. -No sé que me pasó, pero fue como si me poseyera...

-¿Madame Satán?- Completó Jughead- Verónica suspiró.

-La antigua Verónica.

-No te preocupes V.- Sonrió Betty. -No estoy molesta.- Verónica asintió con una amplia sonrisa.

-Bien.- Dijo sintiendo como la tranquilidad la absorbia nuevamente.

-¿Ya ordenaron?- Preguntó Kevin.

-Sí hace rato.- Dijo Jughead jugando con uno de sus multiples anillos.

-Iremos a ordenar.- Dijo Verónica tomando su bolso. Kevin la siguió.

En cuanto estuvieron lo suficientemente lejos Betty miró al chico frente a ella.

-¿Qué?- Preguntó Jughead.

-¿Entonces?- dijo Betty frustrada.

-¿Entonces qué?- cuestionó el chico mirándola.

-¿Te gustó aún?

-Betty de verdad no quiero hablar de eso con ellos cerca.- La miró achicando los ojos, demostrando que no confiaba en los amigos de la rubia.

-Están lejos, no escuchan.

-¿Tantas ansias tienes de saber si me gustas?- Sonrió coqueto mientras se acercaba a la chica frente a el. El rostro de Betty se tiñó de carmín.

-No.- Dijo friamente. Se alejó de la mesa recargandose en el amplio sillón.

Jughead rodó los ojos.

-Aquí tienen, dos hamburguesas con papas. Una malteada de chocolate y una de fresa.- Colocaron todos los alimentos frente a los chicos. -¿Se les ofrece algo más?

-Tu número.- Betty miró a Jughead incrédula, su boca se encontraba completamente abierta en una extraña de mezcla de asombro e indignación. -Es broma.- La chica que entregó la comida había adquirido un ligero rubor sobre las mejillas.

-Bueno pues mi nombre es Tabitha.- Asintió hacia ambos. -Si necesitan algo más no duden en llamarme.- Betty rodó los ojos.

Jughead gesticulo un "gracias" y la chica se alejó.

-¿Por qué tardarán tanto?- Cuestionó Betty mirando hacia donde Kevin y Verónica estaban. Ambos chicos la miraron y le sonrieron.

La mirada de Betty regresó al ojiverde quien tallaba la esquina de su ojo derecho con el dedo índice.

Verónica y Kevin regresaron a la mesa junto con su comida. La morena se sentó frente a la rubia, su amplia sonrisa denotaba lo feliz que se sentía.

Tomó el vaso de su malteada elevandolo.

-Por la amistad.- Sonrió firme, el resto de sus acompañantes se unieron a su vaso chocandolos unos con otros.

La mirada de Verónica se desvió atrás de la chica. Su amplia sonrisa lentamente se esfumó.

-¿Invitaron a Archiekins?- Dijo con una ceja arriba.

No estaba contenta. ¿Acaso había algo que la floja lengua de Archie podía soltar?

Betty soltó un largo suspiro.

-El quería hablar conmigo.- Tallo sus ojos con la palma de las manos. -Se detuvo frente a la moto de Jughead así que le dije que viniera y así hablariamos.

-Hola chicos.-Saludó animadamente el pelirrojo.

-Hola.- Respondieron al unísono.

-¿Les molesta si robo a Betty un momento?

-La verdad sí.- contestó Verónica. -Estamos brindando por la amistad.

-Sólo serán un par de minutos.- Miró a la rubia casi rogandole con la mirada.

Betty suspiró.

-Archie V ya me explicó todo y te juro que no tengo ningún inconveniente con lo que pasó.- Lo miró. -De hecho tampoco me molestaría si volviera a pasar, tu ya no eres mi novio.- Lo miró sonriendo sin mostrar los dientes. -Puedes hacer lo que quieras.- Se encogió de hombros.

Archie quedó mudo, las palabras de Betty estaban haciendo eco en lo más profundo de su mente. Tras un par de minutos asintió.

-Bien.- Sonrió ligero. -¿Amigos?- Miró a Betty con las cejas arriba.

-Siempre.- Respondió Betty sonriendo.

El chico asintió ampliando su sonrisa, sujeto las correas de su mochila fuertemente, se inclinó sobre la mesa y beso la mejilla de la rubia frente a el. Kevin sonrió ante el acto. Verónica desvió la mirada. Jughead fruncio el seño. Y Betty cerró los ojos sonriendo.

-Te quiero.- Dijo Archie y salió del lugar.

Si bien no se sentía completamente feliz, estaba conforme de saber que no había perdido del todo a su rubia vecina, le agradaba la idea de ser su amigo. Sonrió satisfecho y caminó hacia su casa.

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