Capítulo 47

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Verónica se adentró en el restaurante, miró a su al rededor intentando encontrar un puesto vació en el cuál podría esperar mientras su comida era terminada. Encontró algo mejor que eso. Se acercó al mostrador, pidió una larga lista de alimentos, y tras esto comenzó a caminar rumbo a la tercera mesa pegada a la ventana.

-¿Puedo sentarme?- Preguntó al distraído chico frente a ella. 

-¿No deberías estar con Archie?

-Así como tu deberías estar con Betty ¿No?- Jughead levantó una ceja, tomo la soda frente a el y le dio un trago. -¿Puedo sentarme?

-Adelante.- Respondió. Verónica devolvió un fallido intento de sonrisa y se dejo caer en el acolchonado asiento frente a su nuevo amigo.

Una de las cosas que más extrañaba aquella chica de Nueva York eran los lujosos restaurantes a los que solía ir con sus padres, o antiguos amoríos, los preciosos establecimientos con perfectos candelabros colgando cada cierta distancia o las acogedoras velas sobre las mesas los catorce de febrero, incluso los acolchados de los muebles. 

Pero el Chock'lit chop tenía algo que ninguno de esos lugares portaba, la capacidad de hacerte sentir en casa.

-Una moneda por tus pensamientos.- Verónica sonrió ligeramente.

-Planeaba decir lo mismo en cuanto te vi.- Desvió la mirada al teléfono del chico, la pantalla iluminándose por una llamada entrante la hizo distraer. -Deberías atender.

Jughead negó. 

-Lo haré cuando me sienta mejor.

-Podría ser una emergencia.

-O no.

-Es mi mejor amiga a quien le estás rechazando la llamada.- Sonaba molesta. -Y no es lo más grave, sino que estás rechazando a...

-No estoy rechazando a nadie Verónica.- Interrumpió. -Es sólo que en este momento no me siento lo suficientemente bien como para atender.

La morena asintió.

-¿Pasó algo malo?

Jughead negó por segunda vez.

-Lo contrario de hecho.- Dijo elevando las cejas.

-Hey eso es genial.- Exclamó con una sonrisa, la cual borró tras unos segundos. -Aunque por tu cara supongo que no

El pelinegro se encogió de hombros.

-¿Quieres contarme?- Jughead chasqueó la lengua. 

-No sé si sea tu caso, realmente no lo creo.- Dijo lentamente. -Pero siento que nunca...- Su voz se entrecortó. -Que nunca voy a ser suficiente para Betty.

Verónica nunca había visto a un hombre de esta forma, y jamás imaginó que aquel chico frente a ella, el rey de las serpientes, el líder de una de las pandillas más fuertes de Riverdale, el chico que aparentaba ser todo menos débil; fuera tan inseguro como para temer no poder ser suficiente para su mejor amiga.

-¿Por qué piensas eso?- Dijo en voz baja. -Creí que había salido todo bien.

El rey asintió. 

-Salió bien, aceptaron que estuviéramos juntos.

-¿Cuál es el problema entonces?- Preguntó confundida. Jughead exhalo con pesadez.

-El mencionó algo, que anque no lo he dicho, si ha pasado por mi mente más de lo que me gustaría.

Verónica elevó una ceja, si bien le daba gusto que la familia de su mejor amiga aceptara por fin su nueva relación, las palabras de Jughead confundían todo lo anterior. 

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