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Hola!! ¡Ultimo capitulo de 2020! Muchas gracias por estar aquí acompañando en la creación de esta historia. ¡Espero algún votito y comentario como regalito de año nuevo! Besitos y gracias por estar. 

Capítulo 18

Avergonzada

Dejo de sentir opresión en el pecho en cuando la puerta del ascensor se abre, echando a correr sin aviso por el recibidor de la casa, llegando a las escaleras justo cuando Russo empieza a gritar que frene. No estoy dispuesta a eso, por lo que llego al piso superior y entro en la que es mi habitación, encerrándome en el baño, pues es la única puerta con seguro.

Miro a mi alrededor cuando he encendido la luz, suspirando con tranquilidad. Dejo la mochila en el suelo y voy hacia el retrete, sentándome en su tapadera. Quiero relajarme, pero doy un respigno cuando han golpeado la puerta con violencia.

― Briana, no te estoy creyendo. ― la voz de Russo es pesada y gastada, lo que me hace sonreír. ― Abre la puerta. Ya.

¿No me dijo que esto era como ser un padre? Si pretendía disfrutar del control que tenia sobre mi como "padre" también cargaría con la pesadilla en la que se podía convertir un hijo.

Aunque la realidad es que ninguno de los entendíamos mucho ese papel, pues yo no había tenido ninguna figura paterna ni él una hija...creo.

― Briana, por favor. ― golpea la puerta con los nudillos de vuelta, suspirando tan fuerte que hasta le escucho. ― ¿No te ha parecido suficiente día como para hacer un berrinche ahora?

No me apetece enfrentarle cara a cara, la verdad.

― Es que no quiero pelear. ― decido que responder con sinceridad es lo mejor. ― Si estamos bien, salgo.

Me pongo en pie y me acerco a la puerta, escuchándole reír. Frunzo el ceño y me acerco en extremo a la madera para poder escucharle mejor.

― ¿Te crees que encerrarte en el baño hará que no te castigue? ― me alejo en dos pasos, con la piel erizada. Odiaba escucharle decir esa palabra. ― Te dije que había reglas Briana.

― Entonces no saldré.

― Claro que lo harás.

― ¿Tu crees? ― me vuelvo a sentar, solo que esta vez lo hago en el suelo, sacando el móvil de uno de los bolsillos de la mochila.

― No me enfades más, no te conviene.

― Tengo, nada más y nada menos, que un 100 por cien de batería. ― comento, con gracia. ― Creo que podré aguantar tiempo suficiente...¡ah! Fíjate, estoy en un baño, donde podré hacer mis necesidades vitales y beber todo el agua que quiera. ― me pongo en pie y llego hasta la puerta. ― ¿Qué te parece?

Guarda silencio un tiempo y yo sonrío, decidiendo esperar allí mismo, regodeándome de que no podía hacer nada, según yo. Por ello mismo enciendo el teléfono, abriendo el chat de mis amigas, con quienes empiezo a compartir mensajes.

― Me parece que estas tentando mucho a la suerte. Estoy enfadado, así que más te vale abrir la puerta y no hacer que me arrepienta de darte ninguna otra oportunidad.

― Entonces deja de enfadarte.

― Abre la puerta y no tendrás que abandonar tu habitación con Sanem y Nia. ― entrecierro los ojos y guardo silencio. ― Te estoy dando una oportunidad, lo siguiente que se me ocurre es cambiarte de colegio.

― ¡Desenfádate! ― exijo, volteándome de frente a la puerta. ― ¡Déjame explicarte lo que ha pasado, pero no te enfades! ¡No quiero discutir!

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |حيث تعيش القصص. اكتشف الآن