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Hola!! Muchas gracias por apoyar y comentar en la historia, ojalá poder seguir disfrutando de leeros así!! Muchísimas gracias por el apoyo y la espera!! Mucho amor je

Capítulo 19

Me hubiese muerto de vergüenza si hubiese tenido que compartir mesa para la cena con Russo, pero él solo me avisó de la cena y se quedó en el salón. Cuando llegué a la cocina descubrí que él ya había cenado.

Me alimenté en completo silencio, sin ningún tipo de distracción pues no sabia donde estaba el mando que prendía la televisión de la cocina y tampoco se lo pediría. Echaba mucho de menos mi teléfono móvil, pero sin embargo mi mente se ocupó rápidamente en otros temas como qué le diría a Nico, el beso con Russo y en cómo le había escuchado gimiendo mi nombre...y en cómo me prohibí a mí misma hacer eso.

Cuando ya he limpiado todo lo ensuciado salgo de ahí, quedando con una visión panorámica del salón, con Russo dándome la espalda en uno de los sofás mientras visualiza algo en la televisión. Me llevo una uña a la boca y comienzo a morderla con nerviosismo, no sabiendo si acercarme o no.

Opto por avanzar, quedando justo tras el sofá. Carraspeo ligeramente, pero no voltea, ni si quiera cuando repito la acción. Trago saliva y avanzo, tocando su hombro con uno de mis dedos, retrocediendo de inmediato.

― ¿Qué quieres? ― queda sentado sobre el cuero, prestando completa atención a mi persona.

― ¿Me podrías devolver mi móvil? Por favor.

Una ligera sonrisa nace de su comisura izquierda antes de negar. ― No. ― ojea su muñeca, entrecerrando los ojos. ― Es tarde, hora de una ducha y de ir a la cama. ― vuelve a observarme y esta vez mi cara demuestra mi creciente enfado.

― Devuélveme mi teléfono, te lo pido por favor. ― repito. La sonrisa en su cara tiembla levemente.

― He dicho que no. ― se pone en pie, quedando separados por el sofá. ― No tendrás tu teléfono, ni tu portátil, de hecho mañana volverás aquí después de clases. No vas a verme cara de tonto, Briana.

― Veo la cara de tonto pues es la que tienes. ― me cruzo de brazos, toda valiente, hasta que rodea el sofá. ― Devuélveme mi teléfono y estaremos en paz.

― ¿Quién coño te crees que eres? ¿Piensas que tienes alguna opción a exigirme a mi algo?

― ¿Piensas que tienes derecho sobre mi? Eres un loco que ha estado a punto de follarme para después mandarme a la ducha y a la cama como un maldito padre. ― hablo rápido, sin respirar. ― Eso es de enfermos.

Guarda silencio mientras me observa, uniendo el ceño por unos instantes, hinchando su pecho y dejando fluir el aire después. Inclina un poco la cabeza y sonríe de nuevo, negando mientras que su lengua repasa la hilera de dientes blancos que me mostraba.

― No te he visto muy disconforme antes, o quizá mi locura no me ha dejado ver con claridad como te mojabas con un simple beso y dos mordiscos en el cuello. ― la saliva se me atora en la garganta ante sus palabras. ― ¿Eso mismo haces con Muller? ¿También gimes como una cualquiera y te enredas en sus caderas? ― da unos pasos en mi dirección. ― Ah, no, eso lo haces conmigo...con tu tutor, ese que tan enfermo está...pero con el que ya le has puesto los cuernos a tu novio, y porque yo decidí frenarlo todo...vaya.

Mis manos tiemblan y no soy capaz de retroceder, así como tampoco dejo de mirar sus ojos. Lo está disfrutando, le he dado en bandeja un puñado de dagas que me esta clavando sin piedad.

― Nunca denuncies un crimen yendo manchada de sangre, Briana, consejo de tutor.

Me alejo cuando se acerca más. Aprieto los labios con fuerza y aparto la mirada, haciendo un puño con mi mano derecha, como si eso pudiese ahogar mi deseo de golpearle.

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora