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Dejo caer el ultimo balón dentro del baúl, sacudiendo mis manos palma contra palma.

Necesitaba urgentemente una ducha y entrar en la cama después de la semana que llevaba. En efecto, después de mi pequeño acto de rebeldía sobre lo ocurrido con Bermudez, recibí un castigo. Pero no fue un castigo normal, no, no...con mi castigo volví a la época de esclavitud.

"Flashback"

Me muerdo la mejilla por dentro mientras Anderson habla, habla, habla y sigue hablando.

Que si yo no respetaba los valores de este colegio, que si era muy desagradecida, que si sólo quería buscar bronca y problemas y un largo ect. Desconecté cuando empezó a hablar más detalladamente sobre los valores por los que aquí se rigen, y conecté de vuelta cuando mencionó que hablaría con mi tutor acerca de mi comportamiento.

Me emociono pensando que eso haría que mi tutor se personase para hablar conmigo, pero no fue así. Anderson asegura que será él quien hablará con mi tutor por teléfono, que espera que nunca tenga que hacerle venir.

Pues teníamos un problema, porque lo que justamente yo buscaba era hacer que mi tutor viniese a verme, y así al menos poder conocerle.

― Y como castigo...no sé qué hará. ― alzo las cejas y Anderson suspira, pasándose una mano por toda su cara. ― Mandaré a Ethan para que te diga tu castigo. Espero que no vuelvas a dudar de mis decisiones. ― ruedo los ojos y asiento. ― Retírate. ―

Abandono el despacho e ignoro el hecho de que Nickolás no me devuelve el saludo, abandonando esa parte del edificio.

Esa misma tarde vino Russo a buscarme mientras estaba sentada en el sofá de la zona de descanso. Él se toma la libertad de apagar la televisión, haciendo que me levante del sofá.

― Como sabrás, el director me ha encargado tanto tu castigo como parte del de tus compañeros. ― yo asiento. ― Bien, ¿qué propones de castigo? ― se cruza de brazos y me observa expectante mientras yo no me creo lo que escucho.

― ¿Qué propongo yo? ¿Desde cuándo podemos elegir nuestros castigos? ―

― Bueno, he pensado que quizá yo te mandaba a fregar suelos, o todo el pabellón de deportes, y tú por ejemplo me proponías recoger el pabellón, las pelotas de baloncesto, ect. ― trago saliva. ― Así se hacía en mi época. ―

― Bueno, en ese caso prefiero recoger antes que fregar la verdad. ― me encojo de hombros y él asiente. Tenía unos ojos preciosos.

― En ese caso estarás una semana completa encargándote del orden y el perfecto estado del pabellón deportivo. También estarás pendiente de que la pista de tenis esté libre de pelotas dispersas y que no haya nada fuera de orden en las piscinas exteriores e interiores. ― mis ojos se abrían conforme él hablaba. ― También limpiarás la sala de los materiales del pabellón, le diré al equipo de limpieza que te lo deje todo listo y que no hagan nada por allí está semana. ―

― ¡Pero eso es demasiado! ¡Ni si quiera mis compañeros tienen tanto trabajo! ― alzo la voz pero apenas si habían personas en la enorme sala. ― ¡No es justo! Este castigo es una injusticia, ¡yo no me emborraché y parece que soy más culpable! ―

Se ríe aún con sus brazos cruzados, mostrando lo blancos y bien colocados que estaban sus dientes. Dejo de prestar atención a la situación fijándome irremediablemente en su rostro. Pequeños pliegues se formaban en el rabillo de sus ojos cuando lo hacía, con pequeños mechones ondulados colgando a los lados de su cabeza.

― ¡Qué descarada! Conseguiste demostrar una falsa inocencia frente al resto, pero no lo intentes conmigo...tú y yo sabemos que no es así. ― guardo silencio y aparto la mirada. ― ¿Crees que me pasee por el pasillo de casualidad esa noche? Qué ilusa. ―

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |Where stories live. Discover now