27

576 45 14
                                    

Hola!! A quienes le gusten estas narraciones, espero que lo disfrutéis mucho!! Por otro lado, todo es ficción, en la vida real no sería legal y habrían muchos problemitas, así que dejémoslo todo en la ficción. Espero vuestros votos y comentarios!! 

Besitos!

Capítulo 27

Bajo las escaleras de la casa de Russo con pasos acelerados tras haber escuchado el ascensor. Corroboro que no me he equivocado y es él quien cruza el umbral, dejando su abrigo caer al suelo en un triste intento por colgarlo en el perchero. Obviamente, su estado de embriaguez no le permite atinar a hacer nada correcto. 

Aprieto los puños, enfadada. 

El muy capullo llevaba una semana entera ignorándome. Ignorándome, sí. Sólo se pronunciaba para mantener mis castigos por no responderle al teléfono durante su viaje, los cuales consistieron en ordenar el gimnasio, limpiar las pistas, recoger las pelotas de tenis...una puta mierda, vaya. Por lo demás, me había ignorado completamente, como si yo no fuese nada de él hasta que no llegó el momento en el que tenía que volver para pasar el fin de semana en su casa.

Y me había dejado sola todo el día, volviendo encima a última hora...y borracho. 

Maldito infeliz. 

Cuando llego al piso inferior me planto frente a él en su camino hacia el sofá, haciéndole alzar ambas cejas. De repente, pasa a ponerse serio, como siempre es. Ni borracho parece dejar de ser un amargado enfadado con el mundo. 

― ¿Qué haces despierta?

― ¿Qué haces borracho? ¿Y llegando a esta hora? 

― ¿Desde cuándo haces tu las malditas preguntas o exiges algo? ― entrecierra los ojos, como si quisiese hacerme desaparecer ―. Vete a dormir y déjame en paz.  

Me cruzo de brazos ―. No, estoy harta de estar aquí sola. Si te vas a ir a emborracharte o a pasar el día fuera, por lo menos déjame quedarme en el colegio. 

― Con lo fácil que era vivir solo... ― murmura, pasándose ambas manos por la cara ―, y ahora estás tu aquí, jodiendo.

― ¡Quiero irme, pero no me dejas! El único que jode aquí eres tú, maldito imbé...

De repente, atrapa mi cara con una de sus manos, callándome. 

― Cuida esa boquita, Briana...

De repente, un sentimiento demasiado extraño cruza por todo mi cuerpo. No sé describirlo como tal...de hecho, si tuviese que hacerlo, diría que es de un calor abrasador. Agobiante, asfixiante, incluso llega a picar. 

Y, como una valiente, añado:

― ¿O qué?

La chispa enciende sus orbes verdes y mi piel quema. Todo parece palpitar en mi, como si me estuviese dando el sol del mediodía en pleno cuerpo en un caluroso día de verano. 

― ¿Cómo que "o qué"?

― Sí...¿qué harás si no me callo? ¿Qué pasará si no cuido esta boquita...?

Separa de forma inmediata su mano de mi cara, descendiéndola por mi cuello. No llevo sujetador, así que ese solo movimiento hace que mis pezones actúen contra la tela de la camiseta de pijama. Es demasiado fina como para lograr pasar desapercibida. 

― Tengo muchas ideas...pero acepto sugerencias ― repasa mis labios con sus ojos, fijándolos en ellos ―. ¿Tú tienes alguna sugerencia? 

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |Kde žijí příběhy. Začni objevovat