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Hola!! Muchas gracias por apoyar y comentar en la historia, ojalá poder seguir disfrutando de leeros así!! Muchísimas gracias por el apoyo y la espera, espero que os guste este capitulo, es de los más extensos!! Mucho amor je

Capítulo 20

Corro, corro y sigo corriendo. Me da la impresión de que mis piernas no dan más de sí y que en cualquier momento van a romperse y dejarán que mi cara se desfigure con el suelo, aunque para mi suerte se mantienen en su posición y me permiten seguir corriendo. 

Giro el pasillo y choco con una de las paredes debido a la velocidad con la que me muevo, por lo que un impulso de mis palmas contra ella me permite volver a la carrera. Freno en la puerta de la lavandería y la empujo, encontrando a dos señoras que me miran asombradas. Cruzo al lado de la que tiene las manos ocupadas por una cesta de ropa y alcanzo la puerta trasera, la cual estaba entreabierta para mi bendita suerte. 

Dejo los gritos de las mujeres atrás y comienzo a correr por los jardines traseros, camuflándome entre los pinos y arbustos coloridos que adornan la parte de atrás. Me dejo caer tras los jazmines y respiro tendidas sobre el césped, con la cara ardiendo y el pecho colapsado por la falta de oxigeno. 

― Me muero...socorro... ― murmuro al aire, cerrando los ojos y dando respiraciones profundas.

El pitido de un gol me hace abrirlos, recordándome que tenia una misión, que estaba fugada y que el campo de futbol no estaba muy lejos de mi posición. 

Quedo de rodillas y saco de la mochila los papeles, dejándolos sobre el suelo. De inmediato comienzo a despedazarlos, poco a poco, pedazo por pedazo, convirtiendo un folio A4 en un cumulo de minúsculos trocitos que se volaban con la mínima brisa. A un lado comienzo a cavar con mis dedos en el césped y la tierra, colándolos todos y dejándolos enterrados. 

Saco el móvil y marco a Sanem entre suspiros, pasándome una mano por la cara, sintiendo como la tierra se adherida a mi piel.

― Estoy jodida Bri

Abro los ojos con impresión. ― ¿Qué me estás contando? ¡Sanem no tenias problemas, era todo simple! 

― Russo no ha picado, lista. ― me callo al instante. ― He tenido que encender material para crear humo y desviar la atención, no sé si Walls y Nia lo han conseguido...

― ¿Sanem? ¿Sigues ahí? ― varios sonidos extraños influyen en la línea. ― Se corta, ¿Sanem? ¿Estás?

― ¡Soy inocente hasta que se demuestre lo contrario! ― la escucho gritar. ― ¡Corre, corre, ya vienen!

La llamada se corta y justo alzo la cabeza, encontrando al profesor de educación física, quien casi pasa de largo sin presenciarme. 

― ¡Está aquí! ― él grita mientras que guardo el teléfono, sin dejar de mirarle. ― Briana, estáis en un buen lío. ― avanza hacia mi y yo asiento, colgándome la mochila. ― En pie, vamos. 

Hago el intento pero me siento de golpe, haciendo una mueca mientras toco mi tobillo. ― Creo que me he hecho daño, auch. ― él se aproxima más a mí, agachándose un poco. ― No, no, no se preocupe...solo ayúdeme... ― tiendo mi mano y él la toma sin dudar, no dejando de mirar mi tobillo.

Hago fuerza con mis dos manos y le hago caer al frente, contra los jazmines. Me pongo en pie al segundo y grito un perdón, echando a correr al tiempo que distingo a Russo al fondo de los jardines. 

¿Cómo había acabado huyendo de todos, con mis amigos metidos en este desastre? Pues todo se remonta a varios días atrás, cuando Nia la cagó de forma sublime. 

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |Where stories live. Discover now