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Bostezo y me abrocho el botón correspondiente, para que así la horripilante falda plisada no bailase en mi cintura.
Odiaba el uniforme con todas mis fuerzas. Si al menos fuese de un color bonito...lo podría aceptar, ¡pero no puedo aceptar un jersey verde botella y una falda de cuadros gris y verde, no puedo!

Lo único bueno era que en defecto del jersey teníamos una chaqueta verde, pero casi nunca me la ponía.

Horrible, horrible, espantoso.

Cepillo mi pelo mientras meto mis pies en los zapatos, esperando a que Nia vuelva de la zona de los chicos.
Me estaba poniendo nerviosa por minutos, cada vez me resultaba más difícil mantener la mente en positivo, sobre todo cuando mi amiga se podía meter en problemas.

Tanto Nia como Sanem eran propensas a meterse en muchos problemas, arrastrándome con ellas en diversas ocasiones. Ayer decidieron hacer una especie de "fiesta/juntada" en el área de los chicos, justo en el ala este. ¿Cuántas cosas podrían salir mal de ahí? Podría decir que ninguna...si no contásemos con la presencia del hermoso Ethan. Tras su presentación ayer me preocupé realmente, pero no pareció tener ese efecto en el resto de compañeros.

Camino hacia el escritorio y tomo mi móvil. Tenía varios mensajes de Nia...¿pidiéndome que distraiga a Russo? ¿Cómo distraería a alguien que no está...?

Dejo el móvil cuando la puerta es golpeada ― Señoritas, revisión de habitaciones, abran la puerta. ― ay Dios mío. ―Inmediatamente. ―

Doy una vuelta sobre mi misma, llevándome una mano a la cabeza. ―¡Un segundo! ―

―Abriré entonces... ― niego y corro hacia la puerta, empujándola y cerrándola cuando estaba siendo abierta. ―¿Pero qué demonios? ―

― ¡Me estoy cambiando! ¡Un segundo por favor! ― me saco el jersey y lo lanzo a la cama más cercana, para después sacarme la camisa de dentro de la falda y desabotonar varios botones. Finjo abotonar los que están a la altura de mi pecho cuando abro la puerta. ― Buenos días. ―

― ¿Cómo se te ocurre empujar la puerta cuando la estoy abriendo? ― su voz es dura, mirándome fijamente a los ojos. Dejo de abotonar cuando me centro en esos orbes verdes. ― ¿Y tus compañeras? ― repasa la habitación dando un paso al frente.

― Están...en el baño. ― frunzo el ceño nerviosa. ― Siento lo de la puerta...me estaba cambiando y usted iba a entrar. ―

Él no me mira. Continua repasando el lugar, deparando en las camas perfectamente hechas de mis compañeras, como si no hubiesen dormido aquí, y luego en la mía, completamente deshecha. Socorro.

― ¿Ambas? ― asiento y comienzo a meter mi camisa por dentro de la falda. ― ¿Y han dejado la cama perfectamente hecha? ― asiento más lentamente, tomando el jersey arrugado de la cama de Sanem. ― ¿No piensas hacer tú cama? ―

Paso mi cabeza por el jersey. ―Iba a hacerlo en cuanto terminase. ―recoloco todo por segunda vez, quedando el uniforme en perfecto estado. ―¿Algo más? ―

Él sonríe y suspira, negando con la cabeza cuando la agacha, pasando por mi lado. Vuelve a estar fuera de la habitación, cruzándose de brazos frente a mí, analizándome al completo sin apartar su mirada de mis ojos. Qué tenso.

― Es el primer día que tratáis conmigo, así que dile a tus compañeras que como no vuelvan a estar en una revisión matutina tendrán 5 amonestaciones. ― asiento, agarrando el pomo de la puerta. ― Tú tendrás 20 si me entero de que mientes para protegerlas. ― más lentamente vuelvo a asentir y comienzo a cerrar un poco la puerta. ― A ellas las pueden salvar de una expulsión...pero quién no tiene nada, no tiene nada. Recuerda eso. ―

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |Where stories live. Discover now