Briana es enviada a un colegio privado por su tutor, un completo desconocido para ella.
Ethan Russo es el nuevo instructor del colegio, encargado de mantener el orden.
Pero Russo comienza a desarrollar un interés especial en controlar la vida de Bri...
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Hoy descubriremos lo importante que es el control de los impulsos
Trago saliva despacio, como si ese misero movimiento dentro de mi garganta me pudiese delatar mientras escucho como Russo habla con el director de mi orfanato.
Mantengo mis manos echas puños y una de ellas la aprieto contra mi boca, sintiendo los ojos húmedos y una fuerte presión en el pecho que me incitaba a ponerme en pie para exigirle a este señor una explicación sobre por qué conocía a Winstol.
— He tratado de decírselo en varias ocasiones...exacto...claro... — saco un poco la cabeza, observándole de espaldas a mi. — Por eso, quiero decírselo cuando sea el momento adecuado.
¿Decir el qué a quién? Por favor, necesito que seas más especifico Russo...
— Sí, sí, yo también considero que es el momento...sí, se porqué estoy aquí... — exhala y aleja el teléfono de su oreja unos instantes. — He dicho que lo diré cuando crea que sea conveniente...no pienso tirar tanto trabajo para nada.
Vuelvo tras el sofá cuando él se voltea, despidiéndose y cortando la llamada.
Una fuerte presión se ejerce en mi cabeza y me obliga a cerrar los ojos, tratando de calmarme a mí misma para no perder por completo los nervios y no ser descubierta, porque si ya de por sí no quería serlo, ahora menos que nunca.
Escucho sus pasos resonar por la zona de la mesa, seguidamente se sienta en la silla y luego teclea varias cosas, clickea y así se repite el proceso por lo que parece una eternidad en la que permanezco en completo silencio, sin moverme de mi lugar. Opto en algún punto por esconder mi cabeza entre mis rodillas, aguardando el tiempo necesario hasta que abandona el despacho.
Cruzo el lugar una vez está deshabitado, abriendo la puerta con mis propias llaves y volviendo a cerrar una vez compruebo que el pasillo está despejado.
De vuelta al ala femenina me planteo la idea de quedarme con las llaves pues tenía la sensación de que me harían falta...sentía que debía de volver a entrar en ese despacho en busca de las respuestas que no poseía.
— Briana. — mi cuerpo es atrapado por los brazos de Nia en cuanto entro en el dormitorio. — Perdón, perdóname...¿estás bien? ¿te han dicho algo?
— Está todo solucionado. — suspiro tras la respuesta. — Creo que nos he salvado.
— Por cierto, ¿qué te ha pasado con Aileen? — es Sanem quien interrumpe. — Ha venido antes echa una furia preguntando por ti.
Suspiro y niego, otro problema más para agregar a la lista. Estaba harta de este lugar y de las personas que habitan en el...pero ahora, más que nunca, debía descubrir el porque estaba aquí. Tanto tiempo preguntándome quien me había mandado, quien es mi tutor, qué pasó con lo que la señora Beauchene tenía...eran demasiadas preguntas y ahora tengo claro que ellos tienen las respuestas, solo que no está entre sus planes decírmelas.
