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Hola! solo os pido una muestra de vida, que veo visitas pero no votos o comentarios y eso me desmotiva muchisimo y de verás me gusta historia!! Por favor dad señales de vidaaa

Capítulo 17

Pasar el fin de semana en casa de Russo no había sido tan malo como yo pensaba, básicamente porque él no estuvo ahí, o al menos no en los momentos en los que yo salía de mi habitación. Ha contratado, o ya tenía contratada, a una señora que se encarga de la casa, y es la única con la que he hablado y compartido mis horas muertas en esta casa. 

No podía abandonar la casa pues él no me había dejado llaves, así que si no quería quedar en la calle debía de permanecer aquí, y así fue como conocí a Melissa, la mujer que trabaja aquí.

No he vuelto a esa casa en lo que va de semana, a excepción del martes, pero sólo fueron un par de horas, y la mayoría de ese tiempo fue perdido en el transporte publico para volver al colegio. De momento la suerte me sonreía, o al menos lo hacia hasta esta mañana, cuando descubrí un examen de literatura.

Me muevo de un lado a otro por la habitación, con el libro pesado entre mis manos, sin ser capaz de centrarme en una sola línea. 

― Si te estresas es peor... ― comenta Sanem, masticando su tercera barrita en lo que va de hora.

― ¡Debo estresarme! ― dejo caer el libro en mi escritorio, sentándome en la silla de una. ― ¡No puedo aprenderme cuatro temas en una hora y cuarto, es imposible! Voy a suspender y me sacaran de esta habitación, es un hecho. 

Por la puerta entra Nia, bastante agobiada. Sanem y yo la miramos con total atención antes de que deje escapar un jadeo y comience a insultar sin motivo aparente. 

― Cuidado con Aileen, está desquiciada. ― me señala. ― Te busca como si tu cabeza tuviese precio, ¿qué le has hecho?

― ¿Yo? ¡Nada!

Y era verdad, no había compartido una palabra con Aileen desde que me amenazó con contar su lío con Russo cuando la llevé borracha a su habitación...oh, no. 

Salgo de la habitación sin decir nada, yendo directa a la habitación de la susodicha que me odiaba ahora mismo. Creía conocer el por qué, aunque igualmente no tardaría mucho en averiguarlo. La puerta de su habitación se abre tras tres golpes, dejándome ver a la chica rubia completamente peinada y maquillada, como si se tratase de una modelo de revista, con la piel luminosa, el maquillaje perfecto y el pelo ideal. Ni si quiera su uniforme tiene una mísera arruga. 

― No has tenido el valor... ― murmura, como si acabase de meterme en el matadero. 

Miro a nuestro alrededor, reconociendo a sus dos secuaces. ― Fuera. ― ordeno, sorprendiéndolas. 

Aileen se sorprende también, pero sin embargo la chispa de sus orbes azules se aviva, por lo que les ordena que salgan, a lo que esta vez responden sin alguna duda. Ruedo los ojos ante la estupidez humana y me aseguro de cerrar bien la puerta cuando han salido, para después observarla a ella. 

― No sé qué te has podido pensar...pero yo no tengo nada con Russo. 

― Eres una cínica asquerosa.

― Es mi tutor. Yo no lo sabía, es más, me enteré hace una semana. ― hablo atropelladamente, pero ella lo capta todo. Parece un tanto sorprendida. ― Te lo juro, Aileen.

Tarda de salir de su trance unos segundos, dando algunos pasos atrás mientras que se lleva una mano al pelo y otra a la cintura. ¿Cómo de raro seria saber que el "hombre" con el que tienes un romance secreto es el tutor de alguien de tu misma edad? A mi parecer es bastante turbio, pero yo le besé así que creo que es mucho peor.

INSTRUCTOR | Timothée Chalamet |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora