05 de junio

4.6K 232 41
                                    

Querido diario:

Ayer a la noche estaba demasiado agotada como para seguir escribiéndote. Realmente tenía muchas ganas que comentarte todo lo que había sucedido, después de que Kameron me acompañara al hospital. Pero me estaba quedando dormida, así que decidí irme a la cama antes de que me callera de la silla. Además que tenía que levantarme temprano para ir a visitar a mamá y a l bebé.

                Después de que saliéramos de la cafetería empezamos a buscar algún taxi que estuviera disponible para que nos llevara hasta hospital o por lo menos cerca. Pero no tuvimos mucha suerte, porque el único que encontramos ya estaba ocupado por una señora. Así que tuvimos que armarnos de valor  y abrocharnos los botones de nuestros abrigos para caminar unas treinta y cinco cuadras.

                Luego de unos interminables treinta y cinco minutos, Kameron y yo nos encontrábamos en una esquina frente al hospital.

                Kameron me miró y frotó sus manos.

            —¿Aura, estas segura de que es este el hospital qué te dijo tu papa?

            Me encogí de hombros.

            —Él no me dijo nada —dije—.Pero mamá siempre te atendió aquí, así que supongo que no habrá cambiando de opinión a último momento.

            —Lo mejor será que preguntemos si ella está aquí —dijo Kameron.

            Él estaba en lo correcto y por eso asentí. 

            Ambos caminamos por un sendero de pequeñas piedras grises que nos conducía hacia la entrada principal del hospital. Cuando llegamos intenté abrir la gigantesca y pesada puerta de vidrio, que nos estaba impidiendo ingresar al establecimiento. Y como no tengo mucha fuerza en mis brazos no pode lograrlo, así que Kameron me pidió que le diera lugar para que él lo hiciera. Apoyó su mano sobre el pomo de la puerta y empujo hacia dentro con todo su cuerpo.

            Por un segundo me sentí avergonzada porque estaba segura que él estaba pensado que era una chica debilucha. Y aunque es verdad no me gusta que la gente tenga esa idea de mí. También creí que en cualquier momento me haría una broma para reírse un poco de mí pero estaba equivocada, él solo me sonrió amablemente y sostuvo la puerta para que yo pudiera pasar.     

            Por suerte, no tuvimos que ir hasta la recepción en donde se encontraba una simpática enfermera, que estaba atendiendo a un par de personas para consultarle si mi madre se encontraba allí. Porque inmediatamente reconocí a mi tía, que estaba en una gran sala de espera a unos cuantos metros de distancia.

            —Aquella es mi tía —le dije a Kameron.

            Señalé en la dirección de donde ella estaba y él buscó con la mirada.

            —Entonces creo que estamos en el lugar correcto.

            —¿Te quedarás conmigo? —pregunté.

            Él sonrió.

            —Sin duda.

            Tomé su mano y salimos corriendo por el pasillo para llegar a donde estaba mi tía.

            Kameron estaba riéndose a carcajadas porque le había causado mucha gracia la forma en que lo había jalado del brazo. Yo también comencé a reír pero un doctor que pasaba caminando junto a nosotros, nos pidió si le podíamos hacer el favor de hacer silencio, porque no era un lugar apropiado para estar haciendo ruidos molestos. Y como sabíamos que el señor tenía razón asentimos y no omitimos ni un sonido más.  

Para secar tus LágrimasWhere stories live. Discover now