24 de julio

5K 185 92
                                    

Querido diario:

Recordatorio – Nota mental: La próxima vez que mi madre me llame por teléfono desde su lugar de trabajo para pedirme encarecidamente que le haga un favor, como por ejemplo, ir a la guardería Pequeños solecitos a buscar a mi hermano, Tate. O simplemente que vaya a hacer las compras de la casa al supermercado chino, que se encuentra ubicado muy cerca de centro de la ciudad, ya que ella no sería capaz de hacerlo porque seguramente surgió un inconveniente que la hará quedarse un poco más de su horario habitual. Debería aprovechar la oportunidad para cruzar por una tienda en donde venden artículos de defensa personal. Tengo muchas ganas de recibir un poco de información sobre el tema y, averiguar cuánto cuestan esos aerosoles de gas que se ven en las películas policiales. Creo que a partir de ahora debo tener uno de esos dentro de mi mochila. Aunque también podría inscribirme en un gimnasio que enseñan artes marciales.

           Apuesto todo lo que quieras a que no te puedes imaginar cómo te he estado extrañando todo este tiempo, mi incondicional amigo. Bueno, estoy completamente convencida que vas a comenzar a creer que estoy perdiendo la cabeza y, que debería retomar las sesiones terapéuticas que solía ir cuando era pequeña. Recuerdo perfectamente que cuando tenía unos ocho años de edad, la licenciada Valentini, me había ayudado muchísimo a superar el terrible trauma que me había quedado después de ver cómo un gigantesco camión atropellaba a mi mascota. Pero lo que en este momento me está sucediendo, es que estoy sintiendo una extraña necesidad de desaparecer de la faz de la tierra. Solo quiero volverme invisible por un rato.

          Espera un segundo, diario, no te preocupes por mí, supongo que esta sensación es provocada por el stress que en estas últimas semanas me está ocasionó algunos asuntos particulares de la escuela y de mi vida personal. Tal vez, todo lo que estoy necesitando es sentarme en un lugar apartado de la gente, tranquilo y silencioso para poder pensar con claridad. Pero antes de largarme de aquí para poder encontrar ese bendito lugar, tengo que comentarte un par de cosas.

          Debo decir que el día de ayer fue una fecha extremadamente significativa para cada una de las personas que han estado viviendo en mi ciudad por un muy largo tiempo, pero en especial para aquellas que de una forma u otra formamos o formaron en el pasado parte de Instituto San Jerónimo. Y eso por ello, que todos los veintitrés de julio, la escuela secundaria a la que asisto realiza una jornada anual de integración y tolerancia estudiantil. Seguramente te estarás preguntando de qué estoy hablando. A ver cómo te puedo explicar para que lo puedas comprender... Bueno, hace muchísimos años, cuando mis queridísimos padres tenían prácticamente mi misma edad y aún estaban cursando su último año de instituto, ocurrió una terrible desgracia dentro del establecimiento. Te puedo asegurar que ese incidente marcó a fuego la vida de todos los que estuvieron allí esa fría mañana de invierno.

         Sabes que lo que menos quiero hacerte en este mundo es aburrirte, y menos contándote sobre cosas que pasaron en el pasado, pero sinceramente creo que deberías conocer la triste historia de la persona que hizo posible la unión de mi padres en su juventud, así que me tomaré un par de segundos para brevemente relatarte lo sucedido ese 23 de julio de 1992. La maravillosa Romina Cabacoff, fue la mejor amiga de mi mamá desde que compartieron detención en primer grado de escuela primaria. Es increíble, todo aquel que tuvo la suerte de conocerlas de pequeñas, coinciden al decir que ellas solían tener una amistad muy fuerte y asombrosa. Eran inseparables. También me contaron que Romina era la muchacha más guapa de toda la ciudad, y eso sí que me consta, porque vi muchas fotografías suyas en los álbumes que mamá tiene guardados en su habitación. Pero aparte de su belleza, era una alumna muy querida por sus compañeros de clases, porque siempre se ofrecía voluntariamente a ayudarlos con sus deberes. Su cara de ángel y su buen corazón, fueron las principales razones por la cual ella fue tan popular en esa época.

Para secar tus LágrimasМесто, где живут истории. Откройте их для себя