10 de mayo

4.1K 216 16
                                    

Querido diario:  

Aún no puedo parar de reír, y eso me está causando un terrible dolor de cabeza. Pero si te soy completamente sincera, no me interesa en lo absoluto. Porque hoy he pasado la tarde más divertida desde que las clases comenzaron. Y todo se lo debo agradecer a mi maravilloso amigo, Joshua. Que siempre me arrastra a hacer las mismas locuras que él, ya que se acostumbró a invitarme todos los sábados por las tardes, a sus clases intensivas de gimnasia en el centro deportivo de su prima. Así que para nosotros se ha convertido en nuestra más preciada tradición.

                Pero el día de hoy ha sido un poco diferente, porque él no me mandó ningún mensaje avisando a qué hora iríamos a ejercitarnos. Entonces supuse que no haríamos las actividades que habíamos planeado. Claro que me pareció extraño, pero me puse a pensar que seguramente le surgió alguna cosa más importante. Así que subí hacia mi habitación para cambiarme la ropa deportiva que llevaba puesta, por otra más holgada. Al rato, cuando terminé de hacerlo, comencé a buscar por internet los capítulos nuevos de mis series americanas favoritas. Pero antes de acostarme a mirarlas, tomé una de las mantas a cuadros, que estaban sobre un banquillo en la esquina de mi cuarto.

            Iba por el minuto veintitrés del segundo capítulo cuando Joshua se apareció en mi habitación. 

            —¿Qué haces acostada? —preguntó—. ¿No recibiste mi mensaje?

            —¿Qué mensaje?

            —Aura —murmuró—, te mandé un mensaje diciendo que vendría antes porque hoy haríamos otra cosa.

            —No me llegó ningún mensaje tuyo.

            —Mierda.

            Reí.

            —¿Dime que vas a venir?..., te quiero mostrar una de mis grandes pasiones.

            —Claro —dije—, pero espérame que me cambie de ropa.

            —No, Aura. Estas perfecta y además estamos llegando tarde.

            —Bueno.

            Habíamos llegado a un lugar que no era exactamente el gimnasio de su prima, si no que era el estudio de baile de su tía.

            —¿Qué hacemos en un estudio de baile?

            —¿Qué piensa que haremos? —preguntó con ironía.

            —Yo no sé bailar, Joshua —protesté.

            —Pero en la vida todo se aprende, mi querida.

            Negué con la cabeza.

            —No voy a hacerlo —exclamé.

            —Bueno —Me miró—. Entonces te sentarás en un rincón y me veras hacer arte.

            —Está bien.

            Comenzaron a aparecer muchos chicos, y todos ellos estaban vestidos exactamente igual a Joshua. Lucían una vestimenta negra de pies a cabeza, pero había algo que me llamó poderosamente la atención, cada uno de ellos estaban usando zapatos de taco alto.      

            Uno de los chicos se paró en el centro del salón y gritó:

            —¿Está listos chicos?

            Todos los demás se miraron y respondieron:

            —¡Sí!

            Joshua me pidió que me sentar junto a un par de chicos que estaban cerca de los equipos de música. Cuando corrí hacia ese lugar uno de esos chicos me miro por un segundo y dijo:

            —¿Te gustaría encender el equipo?

            —Sí, claro.

            Me acerqué al reproductor de música y apreté el botón de play. Y fue impresionante como todos los muchachos incluyendo a Joshua, se enloquecieron al escuchar que comenzaba a sonar una de las famosas canciones de Beyonce. Inmediatamente se acomodaron en el centro y empezaron a bailar una compleja coreografía. En un momento, me invitaron a que me les uniera, lo cual fue súper dulce de su parte. Pero les tuve que decir que no, porque si lo hacía iba a terminar en el suelo con muchos golpes.

            —¿En serio no quieres bailar?

            Marco, el amigo de Joshua se sentó a mi lado.

—No —dije—. Me encanta verlos a ellos hacerlo.

—Son muy buenos.

—¿Y tú por qué no lo haces? —pregunté.

—Tengo una lesión en la rodilla —murmuró.

—Sí —Sonrió Marco—. Pero lo bueno es que puedo sentarme a ver cómo lo hace Joshua.

—¿Te gusta Joshua? —pregunté mientras ambos mirábamos a nuestro amigo.

—Un poco.

Para secar tus LágrimasNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ