c i n c o

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Entró corriendo al centro comercial y revisó la hora en su teléfono. Eran las tres con treinta, así que tendría que hacer las compras corriendo para poder llegar antes de la cinco a su casa y preparar la carne.

Luego de comprar todo lo necesario, llevó el carrito hacia las cajas para pagar, pero en el camino encontró banquitos para niños. Tenía el tiempo encima, pero se tomó el tiempo de buscar si no había uno del capitán América. Al no encontrarlo, compró uno en color azul.

¿Qué tan difícil sería buscar unos stickers del capitán América para pegarlos y que pareciera auténtico?

Corrió al área de papelería en busca de los stickers, pero solo encontró paquetes con los escudos o símbolos de todos los vengadores, así que tomó unas seis bolsas.

Ya vería que hacer con los stickers restantes.

—¿Cuantos años tiene su hijo? —preguntó la cajera mientras cobraba los productos.

—Oh, no, no es mi hijo, es hijo de... Un amigo.

Luego de pagar una fortuna, comenzó a ver qué de ninguna manera llevaría las bolsas en la motocicleta, así que pidió un taxi para que lo siguiera hasta su casa.


—¿En dónde estuviste toda la mañana? —preguntó SooJung en cuanto su hermano entró por la puerta.

—¿Y SungChan?

—¿Para qué es ese banquito?

YoonOh subió corriendo a su habitación y escondió el banquito debajo de su cama.

SooJung odiaba que la ignoraran, así que fue detrás de él.

—Te hice una pregunta.

—¿En dónde está SungChan?

—En casa de Shotaro. ¿Ya puedes responder mi pregunta?

—Prométeme que no me matarás y no le dirás a nadie.

—¿Qué hiciste?

—Estaba en casa del señor Lee.

—¿Te volviste loco? —golpeó su cabeza con un poco de fuerza—. SungChan dijo que no quería saber más de ese señor, ¡¿y tú vas y pasas toda la mañana con él?! —golpeó su brazo varias veces.

YoonOh se alejó de su hermana para evitar seguir siendo golpeado.

—Apenas y lo vi a él—rodó los ojos—. Solo fui a cuidar a su sobrina.

—¡¿Qué carajos te pasa?!

—No tenía con quién dejarla y era lo menos que podía hacer después de lo de ayer.

Su hermana se quedó en silencio.

—¿No lo crees?

—Bueno, sí—suspiró—. ¿Necesitas ayuda con la comida? —preguntó más relajada.

—Sí, gracias.

Ambos bajaron a la cocina y comenzaron a condimentar la carne y a preparar el arroz y demás.

—YoonOh.

—¿Sí?

—Tenemos que respetar la decisión de Chan de no ver ni hablar de ese señor, así que espero que ese banquito no sea para sus hijos.

YoonOh negó.

—Es para el hijo de una compañera del trabajo.

—Si me entero de que me estás mintiendo, te mataré.

Bizarre [JaeYong]Where stories live. Discover now