Bizarre [JaeYong]

c u a t r o

Luego de estar pensando en cómo le diría a su familia que iría a cuidar a la sobrina del señor Lee y no encontrar la forma, decidió no decirles.

Estaba a punto de dormirse cuando su hermano abrió la puerta de su habitación despacio y asomó la cabeza.

—¿Hyung?

—Pasa, pasa—se incorporó en la cama.

SungChan asintió, se sentó en el borde de la cama de su hyung y se quedó en silencio.

—¿Todo está bien?

—Noona me dijo que fuiste a ver al señor Lee.

—S-sí.

—Le dijiste que soy su hijo, ¿cierto?

YoonOh no podía mentirle a su hermano y menos si lo tenía de frente mirándolo con sus grandes ojos de venado.

—Lo lamento tanto, Channie—miró hacía sus manos avergonzado—. Y-yo pensé que él había sido grosero contigo...

—Es un señor muy amable.

—Lo sé, pude conocerlo...

—No sé porque quería ir en un principio... él ya tiene una familia.

—Querías respuestas, es totalmente normal que quisieras conocerlo.

—Pero sus hijos y su esposa.

—Sus hijos son muy agradables y no tiene esposa.

—Aun así, si tú hubieras visto como el niño pequeño corría hacia sus brazos y él lo miraba con tanto amor...

Sí lo vio, pero decidió guardar silencio.

—Amo a papá y a mamá y siempre estaré agradecido... pero me imaginé siendo criado por el señor Lee. ¿Qué hubiera sido de mí?

—Imagino que te dieron en adopción porque no podían darte una vida digna y creyeron que fue lo mejor...

—Perdón, ahora parece que no los quiero.

—No seas tonto—rio—. Es normal tener tus dudas.

El menor se quedó en silencio y miró nervioso sus manos.

—Chan, el señor Lee me dijo algo...

—¿Uh?

—Me dijo que quería conocerte, si tú aún querías, claro.

—N-no sé si quiero... Sería extraño volver luego de eso.

—Piénsatelo—sonrió.

—Lo haré—sonrió de lado a lado—. Buenas noches, hyung.

—Buenas noches—agitó su mano.

SungChan caminó hacia la salida, pero se detuvo y se giró.

—¿Puedes comprar cerveza mañana?

—¿Uh?

—Mañana es mi fiesta—rio—. Ya soy mayor de edad y ya puedo beber—se encogió de hombros apenado.

—Perdóname, lo olvidé por lo del señor Lee. ¿A qué hora vendrán tus amigos?

—A las cinco. ¿También puedes traer mucha lechuga? Taro ama la lechuga.

—¿Lechuga?

—¡Hyung, prometiste asarnos carne! —chilló.

—¡Lo lamento! —rio—. Compraré toda la lechuga que quieras.

—De acuerdo, te perdono—rio y salió de la habitación.

YoonOh se dejó caer en su cama y miró al techo mareado. Tendría que salir corriendo de casa de los Lee para poder comprar todo lo necesario para la fiesta de su hermano.