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Cuando YoonOh despertó, suspiró y pensó una vez más lo que iba a hacer.

¿De verdad iba a caer tan bajo para evitar decir la verdad?

Sí.

Se levantó corriendo y procurando hacer todo el ruido que le fuera posible, se encerró en el baño.

—Eres un imbécil, YoonOh—suspiró y metió dos de sus dedos a su boca provocando arcadas y al final, provocando el vómito.

—¿YoonOh? —su padre golpeó la puerta del baño—. ¿Estás bien?

—¡S-sí! —inhaló aire con fuerza para quitarse un poco el asco.

—¿De verdad?

—Sí.

—Sal de ahí, déjame revisarte.

—Estoy bien—vomitó de nuevo ya que su garganta aún estaba sensible.

—YoonOh, déjame revisarte—insistió.

—Estoy bien—se puso de pie y se lavó la boca solo con agua—. Creo que solo es el estrés de volver mañana al trabajo y la falta de sueño.

—Eso debe ser—su padre suspiró—. Abre la puerta, por favor.

YoonOh abrió y su padre entró para revisar su temperatura y signos vitales.

—¿De verdad no quieres ir al doctor?

—No, papá. Solo dormiré un poco más antes de ir con el tío DongHae.

—No hará falta—le dio un pequeño abrazo y lo guio hasta su habitación—. Yo le digo a tu tío que te sentiste un poco mal. Él lo entenderá.

—¿De verdad?

—Sí, claro—palmeó su hombro—. Nos iremos luego de bañarnos, tú descansa.

—Gracias, papá.

YoonOh comenzó a sentirse un poco culpable y más aún cuando su padre lo llevó hasta la cama e incluso lo arropó.

Se sentía como una basura.

Esperó a que su familia se fuera, pero antes SungChan entró a su habitación para despedirse.

—¿No quieres que me quede contigo?

Basura.

—No, gracias. Estaré bien.

—De acuerdo—suspiró—. Si te sigues sintiendo mal, nos llamas.

Basura inorgánica que tarda siglos en degradarse.

—Sí. Diviértanse.

SungChan salió de la habitación y YoonOh se acercó a su ventana para cerciorarse que los tres salieran.

Tomó una ducha y bajó a la cocina en busca de algo para comer.

Ya no se sentía como una basura. Ahora se sentía como un deshecho tóxico.

Sobre la isla había un plato repleto de fruta, a un lado había un vaso con jugo de naranja y una botellita con miel para que la usara a su gusto.

Comió todo con culpa y luego de lavar sus dientes, peinarse y perfumarse, tomó el banquito de Jeno y su billetera.

Esperó a que llegara el taxi para poder ir al supermercado.


Tomó varios cortes de carne y los puso en el carrito. ¿Serían suficientes?

Recordó que Jeno quería invitar a sus tíos, así que compró el triple de carne, ya que, no sabía que tanto apetito tenían los amigos del señor Lee.

Bizarre [JaeYong]Where stories live. Discover now