| ᴀᴜ ᴇsᴄᴏʟᴀʀᴇs | ʀᴏᴍᴀɴᴄᴇ ᴘsɪᴄᴏʟóɢɪᴄᴏ |
❝ La enfermedad del amor existe, consiste en intensos sentimientos y la necesidad de ser correspondido por esa otra persona. Llegando al punto donde el paciente pierde la noción de individualismo... si es que a...
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❝Luces como una película, suenas como una canción, dios mío, esto me recuerda a cuando éramos jóvenes.❞
Andy Biersack & Juliet Simms | WhenWeWereYoung (Adele)
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Me vi obligado a bajar de la espalda de Bakugō cuando llegamos al complejo de departamentos, durante la mayor parte del camino estuve hablando de cualquier tema que pasara por mi cabeza y casi al final permanecí en silencio sintiendo un poco de cansancio.
Irónico, porque siquiera caminaba con mis propios pies y de todas formas me sentía agotado.
Al entrar al pequeño departamento, Bakugō se dirigió a la cocina para servir en un plato los restos de la pizza que guardamos en la nevera y antes de dejarme solo dijo que fuera a su habitación.
Honestamente por un instante dudé a la hora de mover mis pies hacia el cuarto, la última vez que me quedé a dormir estaba demasiado ido como para darme cuenta de lo que hacía e incluso en ese momento terminé durmiendo en la cama de Kirishima con Sero mientras que el dueño del cuarto se quedó dormido con Ashido en la cama de Bakugō. Ella dijo que después, él les prohibió de nuevo entrar a su cuarto y se enojó bastante por siquiera haber podido dormir en su cama.
Que Bakugō me permita entrar a su habitación es... algo interesante.
Me detuve frente a la puerta con temor y nervios, inhalé aire profundamente antes de exhalar y finalmente di un paso al frente. Durante el primer paso permanecí con los ojos cerrados y al estar dentro abrí mis párpados para inspeccionar mi entorno.
Era bastante normal, no sé lo que estaba esperando cuando entrara a este lugar, tal vez alguna máquina de tortura o suciedad.
De hecho, Bakugō es alguien ordenado y no le gusta la basura, en especial dentro de su auto, aunque eso parece no importarle a Ashido y los demás porque siempre que nos reunimos escucho al rubio reprender a nuestros amigos por comportarse como “cerdos” y ser incapaces de meter la basura en una maldita bolsa.
Me tiré sobre la mullida cama que estaba pegada a la única ventana de la habitación.
La vista era simplemente increíble, desde mi lugar era capaz de ver gran parte de la ciudad, los enormes edificios, algunas personas que amanecen para iniciar su jornada laboral, autos yendo y viniendo, las farolas de la calle apagándose y las tiendas abriendo sus puertas. Miré de reojo la hora en el pequeño reloj circular al lado de la cama, apenas pasaron quince minutos desde que dieron las cinco de la mañana y el amanecer llegaba con demasiada lentitud.
Cuando uno ve el amanecer en vivo y directo pareciera que los segundos pasan muy lentamente, a la hora de cumplir con nuestras obligaciones transcurre a la velocidad de la luz. Tan interesante.
