| ᴀᴜ ᴇsᴄᴏʟᴀʀᴇs | ʀᴏᴍᴀɴᴄᴇ ᴘsɪᴄᴏʟóɢɪᴄᴏ |
❝ La enfermedad del amor existe, consiste en intensos sentimientos y la necesidad de ser correspondido por esa otra persona. Llegando al punto donde el paciente pierde la noción de individualismo... si es que a...
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❝Todos comenzaron un poco locos, pero aprendimos bastante rápido cómo fingirlo para el juego, pero algunos de ustedes nunca aprendieron a dejar el acto.❞
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Kaminari tropezó varias veces mientras corría de un lado a otro en su departamento intentando vestirse a gran velocidad mientras que arreglada improvisadamente su pésimo aspecto.
A pesar del dolor de cabeza y las pocas ganas que tenía de alejarse de los brazos que lo rodeaban, se vio obligado a salir de la cama debido al insistente sonido de su alarma y llamadas reiteradas, por no mencionar la catarata de mensajes que hacían vibrar su teléfono que estaba cargando no muy lejos de donde dormía.
Se sentía con muy pocas ganas de hacer algo en aquel día domingo, siquiera era capaz de entender cómo es posible que tuviera una reunión de trabajo en el día más sagrado de la semana y solo porque necesitaba el dinero, se esforzó por lavarse la cara y cambiarse.
Con el mismo pesar que el quinceañero, su acompañante despertó a regañadientes sintiendo punzadas de dolor de cabeza.
Verlo al menor yendo de un lado a otro de manera efusiva llamó poderosamente su atención y es que Kaminari era conocido por ser bastante perezoso a la hora de levantarse de la cama, podría estar horas hablando consigo mismo en la misma posición mirando el techo solo para hacer tiempo y retrasar la inevitable acción de salir de su comodidad. Algo que ocurre siempre, aparte de que tiene el sueño muy pesado y Bakugō lo sabe desde la vez que lo vio quedarse dormido viendo Vis a Vis, lo llevó a su cama, hizo ruido a la hora de ordenar un poco el cuarto y se fue, durante todo ese trayecto, no despertó ni una sola vez.
—¿Qué haces? —Preguntó bostezando con cansancio.
—Se supone que tendría una reunión con los encargados del siguiente desfile de Sweet Joviality —Dijo Kaminari terminando de aplicar un poco de maquillaje para cubrir sus pronunciadas ojeras —Iba a reunirme con algunas amigas e ir juntos, pero lo olvidé.
—¿Por qué mierda se reúnen un domingo por la mañana? De seguro en otro país eso es ilegal —Bufó Bakugō dejándose caer en la cama con pesar restregando sus ojos.
—Es un día que todos estamos disponibles.
—Te llevaré.
—¿Eh? No, no es necesario, puedes quedarte...
—Cállate —Bakugō salió de la cama rascando su nuca —De cualquier manera tengo que ir a casa para cambiarme de ropa.
—Acabo de bañarme, um... —Con timidez, Kaminari avanzó hasta Bakugō que lo miraba atentamente alzando una ceja —Deje... ropa interior junto... a la ducha.
