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JiMin miró atento a cada persona dentro del salón, una sonrisa estaba pintada en sus labios desde que la fiesta empezó. Sabia que las miradas constantes de su madre eran debido a lo poco real que se veía el gesto en sus labios, pero no podía evitar fingir sentirse entretenido en la fiesta, no cuando su mente estaba volando hacia otra dirección.

El calor que hacía dentro del lugar era demasiado sofocante, aún si no era verano él sentía la sangre arderle dentro de las venas. Pensó en la posibilidad de que fuera debido a su celo, pero en definitiva no podía ser eso, no cuando de ello pasaba apenas medio mes. Suspiró bajito y sonrió asintiendo hacia Kang Junjo aún si no prestaba realmente atención a lo que decía.

Su familia celebraba la última exportación de pescado, esa que había dejado buenos ingresos en la manada de Busan, y no era para menos, después de todo Chanyeol había logrado hacer un trato con una manada de otro país y por ende la carga había sido lo suficientemente grande como para dar mejoras en los centros de la manada, incluso nuevas cargas de comida fueron repartidas entre las familias con menor estatus económico, y él estaba feliz, por supuesto que lo estaba, pero el hecho de que una fiesta como esa significara reunir a varias manadas en celebración no era un buen atractivo para él. Sobre todo sabiendo que Kang Junjo traería a su beta quien se había pasado la noche pegada a YoonGi.

Suspiró nuevamente.

YoonGi era otro asunto que lo mantenía pensativo.

—Tu sobrinita es preciosa —comentó Junjo trayendolo de sus pensamientos. Movió su vista hacia donde Baek y Chanyeol estaban y de inmediato sonrió por la imagen de la cachorrita.

—Lo es.

Escuchó al alfa exhalar un suspiro.

—Tus cachorros seguro serían igual de preciosos —murmuró, provocando que se removiera incómodo— cualquiera fuera afortunado de tenerte como omega.

JiMin le miró, sus dedos jugando entre sí.

—¿A qué viene el halago?

Junjo se encogió de hombros mostrando una sonrisa ladina.

—Estoy diciendo que quisiera ser ese afortunado.

Quiso bufar ante el descaro del otro, pero no lo hizo, en cambio le regaló el silencio que rogó el alfa interpretará como su total negación ante una situación como la que estaba planteando.

—Iré al baño —dijo y sin esperar a que el otro hablará, camino lejos del salón, pasando intencionalmente por la mesa donde YoonGi y la chica beta estaban, una estela de su aroma se expandió y aún con eso YoonGi no volteó a verle.

Frunció su ceño al escucharle hablar libremente. En esas últimas semanas, desde el nacimiento del cachorro del alfa Minho, no habían hablado de aquella noche. Parecía como si YoonGi huyera cada que él se armaba de valor para plantear el tema. Se encontraba confundido sin lugar a duda, YoonGi parecía tenso cuando estaba cerca de él y ahora siquiera le pedía le acompañara al pueblo para ir por alimento o flores.

YoonGi se había vuelto casi un desconocido, alguien con el que a penas y cruzaba mirada. Y esa noche, la que planeó acercarse al fin a su amigo, este se la había pasado hablando con esa chica que YoonGi sabía muy bien que a él le ponía celoso.

Apretó los puños y casi corrió hacia el baño. Dentro, se llevó la sorpresa de encontrarse a Seokjin quien parecía esconderse de alguien.

—¿Sucede algo?

El omega se sorprendió, tal parecía no había prestado atención a su presencia.

—Ah, JiMin.. eres tú —suspiró en alivio y eso le extraño.

Flores en manos de YoonGi ; YoonMin/윤민 Where stories live. Discover now