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JiMin no se consideraba alguien fácil de quebrar, su corazón era, hasta cierto punto, indomable y con una fuerza de voluntad envidiable. Hasta el momento nunca había llorado por razones más allá que no fueran necesaria, con la pérdida de un familiar, con la muerte de alguna de sus mascotas o cuando se lastimaba en alguna de sus tantas caídas. Pero nunca había llorado tan amargamente por la sensación de sentirse inútil, de sentirse rechazado y por sentirse impotente por no poder hacer algo para ganarse el corazón de una persona.

Y el hecho de que fuera YoonGi la razón de su llanto le hacia sentir tan torpe porque tampoco podía culparlo, el beta no estaba obligado a corresponderle y eso era algo que no había tomado en cuenta y que hasta el momento lo había vuelto egoísta con su amigo. YoonGi era tan comprensible y bueno, que odiarlo no era una tarea fácil.

Aún la noche anterior, el verlo llevar de la mano a la beta y defenderla, no era algo por lo que podía molestarse porque él no era idiota y había descubierto rápidamente lo que YoonGi le estaba reclamando a Junjo y él no era ciego para no saber del tipo de tratos que otros betas recibían aún en algunas manadas de surcorea, y muchas veces agradeció infinitamente que su YoonGi no haya nacido en una de ellas porque el sólo pensamiento de una vida sin él lo dejaba sin aliento y con un nudo apretado en la garganta.

Y la realización de ello le hacia reprenderse porque no era bueno depender de una persona. Era egoísta de su parte retener a YoonGi y no darle opción a enamorarse de alguien por el simple pensamiento de que si lo hacía lo lastimaria a él con sus acciones. Y hasta ahora lo notaba, por eso se sentía tan mal, además de que los celos pudieron con él al ver a su amigo tomando la mano de alguien que no era él.

Sentía los ojos pesados y doliosos debido a todo el llanto que había sacado la noche anterior y parte de la mañana. No quería salir de su cama, no quería empezar un nuevo día porque sabía debía empezar a desprenderse de YoonGi, debía aprender que amarlo también significaba dejarlo ir, y si la felicidad de YoonGi estaba en alguien que le pudiera dar una familia, entonces él se apartaría, y dejaría de ser egoísta.

No podía prometer sentirse feliz porque incluso el pensamiento de
YoonGi con alguien le dolía como el infierno, pero debía aprender. Saber que el beta no tenía dueño como para seguir órdenes de alguien.

Soltó un suspiró pesado y se puso de pie, limpio las lagrimas en sus ojos y pensó en que no podía quedarse para siempre entre las sábanas de su cama, además de que no podía faltar a la casa de las omegas crías, tenían mucho trabajo y él tenía que hacerse cargo del cachorro del alfa Minho, después de todo el niño había desarrollado cierto apego con su persona.

Se duchó rápidamente y luego de despedirse de su madre, emprendió camino hacia el lugar.

—Que bueno que llegas —exclamó Taehyung mientras traía entre sus brazos el cachorro de Minho y otro cachorro tomado de su pantalón.

—¿Ocurrió algo? —preguntó tomando al cachorro en brazos.

—Nada realmente, pero los niños están ansiosos, les prometiste que les enseñarías a hacer barquitos de papel y ahora están esperando.

JiMin suspiró, lo había olvidado.

—Vamos.

La mañana pasó rápidamente y debido a que una nueva clase había sido integrada para los cachorros, estos se mantuvieron entretenidos en sus salones de clase mientras que los más pequeños dormían la mayor parte de la mañana en sus respectivas cunas.

JiMin había estado entretenido en hacer varios barquitos de papel para los cachorros, después de todo al no haberlo logrado por su cuenta los menores habían estado triste y JiMin no pudo negarse a hacerles uno a cada uno.

Flores en manos de YoonGi ; YoonMin/윤민 Where stories live. Discover now