Flores en manos de YoonGi ; YoonMin/윤민

🥀15🥀

JiMin sonrío mientras veía los globos perderse entre la oscuridad del cielo, miró a su costado y rió sin poder evitarlo cuando Taehyung y Jungkook no lograron hacer que sus globos se elevarán más de cinco metros. Miró a SeokJin y notó paz en la sonrisa leve que mantenía, su corazón se calentó al verle.

—¿No lanzaras la tuya? —cuestionó YoonGi a su costado.

—Si, estoy esperando, quiero lanzarla cuando las otras desaparezcan ¿Y tú?

YoonGi miró la suya y bufó.

—Te estoy esperando —renegó y JiMin le miró encantado.

Volvieron su vista al cielo y el mar de globos parecía extinguirse a medida que más altura ganaban.

Inevitablemente recordó ese año cuando apenas un cachorro de siete años y JiMin uno de cuatro, esa noche cuando la luna estaba roja y grande, los globos de luces habían brillado tan bonito que JiMin había terminado obsesionado con ellos, incluso había exigido entre palabras mal formuladas que su habitación estuviera llena de ellas, el señor Park se había negado debido a que los globos eran débiles y podían explotar en cualquier instante y si los ponían en la habitación del menor provocarían que el Omega se asustara. Y cuando JiMin lloró por dos noches enteras debido a que no le fue dado lo que quería, él decidió hacer algo al respecto y le regaló de todos los tipos de flores que habían en su jardín, JiMin rápidamente perdió el interés en las luces y empezó a poner más atención a las flores que apartir de ese día YoonGi le regalaba cada semana.

—Ya, ya —gritó JiMin jaloneando su camisa. Él salió de sus pensamientos y elevó su vista, el cielo estaba libre de globos— Lanzalo tu primero.

YoonGi asintió de mala gana y elevó con sus manos el globo el cual rápidamente fue llevado hacía arriba.
Escuchó a JiMin soltar una risita y de inmediato vió el globo blanco del menor elevarse hasta el cielo.

—Es hermoso —suspiró JiMin y sus mejillas se enrojecieron al sentir la mano de YoonGi tomar la suya.

—Falta media hora aproximadamente —escuchó a Jungkook decir mientras se escuchaba la campana del templo de Busán sonar.

Y en efecto, la luna estaba a poca distancia de posicionarse en medio. Vagó su vista por las personas al rededor y la mayoría ya se encontraba tomando la mano de su pareja. Párpados cerrados y oraciones siendo dichas, empezaba las ofrendas hacía la luna para pedir prosperidad, salud y lo más importante: un nuevo miembro de familia.

—¿No presentarás la rosa? —se escuchó preguntando y su estómago dió un vuelco al reaccionar ante su propia imprudencia.

Nervioso de la respuesta, desvío su mirada y apretó sus párpados rogando no haber tocado un tema delicado.

El beta miró a su costado y el leve aroma a rosas de JiMin llegó a su olfato, supuso que esas orejas rojas significaban vergüenza y a causa de eso el menor terminó esparciendo feromonas a tal grado que pudo sentirlas. Miró a su lado, hacía dónde los alfas estaban y en efecto, al parecer el aroma era fuerte porque estos lo miraban a la defensiva.

—Aún no estoy seguro —optó por decir. Su estómago burbujeaba porque le quedaba al menos media hora para decidirse si quería tomar esa luna llena o esperar hasta otra— tengo miedo.

Susurró lo último y JiMin volteó a verle de inmediato.

—Es normal —balbuceó apretando el agarre de sus dedos entrelazados— está bien si no quieres hacerlo esta noche.

YoonGi asintió, pensando en la posibilidad de que quizás no hubiera un mañana para él.

—¿Tú estás seguro? —cuestionó, después de todo la fusión de sus flores concebidoras solo significaba que el cachorro nacería teniendo los genes de cada uno.

Era una ley entre las flores, nunca había dos flores fusionadas de las mismas.

JiMin lo pensó por un segundo, ciertamente él lo quería, sería tonto pensarlo dos veces cuando ya había fantaseado mil y una vez de tener una vida junto a su mejor amigo. Pero aún así sabía que ser rechazado por la luna le dolería demasiado, una herida que estaba seguro pondría las cosas incómodas entre los dos.

Porque no era un simple rechazó de corresponder sentimientos, era un rechazo a hacer una familia.

Había tantos factores que lo hacían dudar, sobretodo el pensar en qué YoonGi se sentiría obligado a corresponderle solo por haber tenido un cachorro de una flor que se fusionaba con la suya. Temía a eso y a qué luego no soportará estar de esa forma a su lado, no lo quería y ese sin duda era su mayor temor.

Pero aún así...

—Estoy seguro.

YoonGi asintió a sus palabras y luego de dar una última mirada a las parejas que se mantenían a los alrededores, tomó la mano del Omega y los llevó hasta un costado del quiosco, solos dos, siendo la luna la única testigo de lo que estaban pronto a pedir.

—Puede que no funcione —murmuró el beta, tratando de no sentirse ilusionado con algo que era prácticamente imposible y que solo había leído en cuentos que se encontraban en el género de ficción en la gran biblioteca de los Park.

Porque no creía en que existieran hombres especiales a los que la luna les diera el don. Y si lo habían estaba seguro de que él no lo era. Porque irónicamente la esperanza que le quedaba lo demostraba siendo pesimista.

—No importa si no lo hace, —dijo el menor, sus mejillas coloreandose al pensar en las palabras que seguían atadas en su garganta— seguiré... Queriendote.

YoonGi sonrío asintiendo y acarició con su dedo pulgar el dorso de la mano del Omega.

—Entonces empecemos —siseó y JiMin asintió nervioso.

Sus párpados se cerraron a la par y subieron sus manos unidas hasta la altura de su pecho. En sus mentes se proyectaron lo querían pedirle a la luna.

—La rosa Osiria —dijo el beta. Empezando así sus ruegos a la luna— la queremos como nuestra flor concebidora.. nosotros prometemos ser buenos pad...

—¡YoonGi!

La interrupción abrupta les hizo abrir los ojos de par en par, el beta volteó hacia donde le llamaban y de inmediato se encontró con el rostro jadeante de su padre quien se sostenía de sus rodillas mientras su pecho subía y bajaba intranquilo.

—¿Qué sucede? —cuestionó alarmado y corrió a ayudarle.

—El cachorro de Minho... Está naciendo.

NABIKOOK