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YoonGi estaba plantando un pequeño árbol de cedro en el jardín de su amigo Hoseok, los Jeon amaban los árboles y el mini bosque en su patio trasero era testigo de ello. JiMin por su parte, había insistido en acompañarle, ese día no tenía lecciones ni alguna obligación con su padre así que en cuánto el beta mencionó el ir a revisar los jardines de otras familias él le insistió de inmediato que lo dejará acompañarlo.

Así que ahora, mientras se encontraba echado sobre su vientre y sus manos sostenían su mentón, sonrió al ver a YoonGi trabajar.

El aroma característico de la tierra se desprendía cada que el beta cavaba un agujero para plantar las flores y árboles que se le había pedido. Sus manos llenas de tierra hacían sonreír al Omega, por alguna razón le gustaba verlo así.

—¿Qué tanto sonríes? —masculló mirando de reojo la insistente mirada del Omega sobre él.

—Eres muy guapo —una risilla siguió esas palabras— y te ves muy atractivo haciendo tu trabajo.

YoonGi bufó y seco con su antebrazo el sudor que había empezado a perlar su frente.

—No veo como plantar árboles pueda volver a alguien atractivo.

JiMin rió y tomó una nueva posición recargandose sobre su espalda.

—Es que deben ser guapos como tú para verse así de atractivos.

El beta rodó los ojos en cuanto JiMin empezó a carcajearse.

—Deja de bromear y ayúdame para volver temprano a casa.

JiMin lo miró con un puchero en el rostro y tomó posición de flor de loto sobre el suelo.

—Sabes que soy malo en esto —refunfuñó con el ceño fruncido. Ya había intentado más de una vez plantar pero siempre terminaba estropeando todo, incluso YoonGi se había enfadado con él cuando una vez había regado demasiada agua sobre unas girasoles y estás habían muerto por esa razón.

—Entonces... —YoonGi frunció el ceño— Ah, no lo sé. Sigue haciendo lo que sea que hagas.

—¿Observarte? —indiquirió divertido.

—Si, eso.

Bufó poniéndose de pie y empezó a toquetear la dureza de los troncos de cada árbol, se distrajo recolectando hojitas de distintos tamaños hasta que sintió el vacío en su estómago.

—No he comido desde la mañana.

YoonGi dejó de acomodar el arbolito y se le quedó viendo.

—Te dije que lo hicieras —le recriminó.
¿Qué hora era?, Quizás pasado del medio día. Seguramente recibiría una reprimienda de su madre por no alimentar al menor—, terminaré esto, ya me queda poco trabajo para que vayamos a dentro.

La señora Jeon había insistido en invitarlos al almuerzo a pesar de que YoonGi había dicho que no era necesario puesto que él traía el suficiente dinero como para comprar algo en alguno de los puestos cercanos, pero la Omega había terminado alegando que para ella era todo un gusto alimentarlos. Claro que JiMin sabía que tenía cierta obsesión por apretar sus mejillas y por la misma razón siempre le llevaba alguna fruta o postre cuando visitaban su casa.

YoonGi terminó de arar la tierra alrededor de los pequeños arbolitos que eran sostenidos por reglas a sus costados para que su tronco creciera recto, y así, luego de lavar sus manos y guardar los materiales que había estado usando, los dirigió hacía dentro de la casa.

La familia Jeon no era de gran número, con tres alfas y una Omega, la casa no era tan grande como eran comunes de ver, pero si tenian un terreno grande del cual ocupaban la mayor parte para cosechar algunos frutos y sobre todo para plantar árboles.

Flores en manos de YoonGi ; YoonMin/윤민 Where stories live. Discover now