2- Solo Sexo

19.5K 1.5K 832
                                    

Acabamos de subir al auto cuando suena su celular con una llamada entrante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Acabamos de subir al auto cuando suena su celular con una llamada entrante.

— ¡Hey! —contesta. Tras escuchar lo que le dicen vuelve a hablar—. Si, acerca de eso... Lo siento amigo, tuve un percance, pero ambos sabemos que es una ridícula formalidad la entrevista. Me presentaré mañana—pareciera que le reclaman y él solo se ríe—. Que sí, joder, mañana sin falta.

Y sin esperar respuesta, cuelga.

—¿Soy yo el percance? — pregunto, riendo un poco.

—Un muy buen percance—me guiña un ojo—. ¿A dónde vamos?

¿Qué no es obvio?

Le doy una mirada que dice: «¿Es en serio, amigo?» Él se ríe.

Joder, me encanta. Hasta riendo se ve bien.

—No te ofendas, pero en serio no tengo idea de hoteles aquí, siempre que vengo me quedo en casa de mi amigo. Y... a menos que quieras que busque en Google un buen hotel, podrías mostrarme tú alguno.

Esa manera tan directa al decir las cosas sigue sorprendiéndome, nunca he conocido a alguien tan franco como él.

Aclaro mi garganta para recomponerme antes de hablar.

—Conozco uno.

—Tú solo indícame por dónde.

El camino resultó largo. Fue mi culpa ya que me perdí e hice que diéramos algunas vueltas de más.

En mi defensa, ha pasado mucho tiempo desde que pise un hotel. Terminamos buscando en Google y resulta que ya estábamos cerca. Debo recalcar su paciencia; punto para él.

Al bajar del auto, los nervios quieren ganarme.

No es tiempo para dudar. Me digo a mí misma.

Ya estoy aquí, este tipo está buenísimo. La vida está hecha para disfrutarla; así que a por todo.

Toma mi mano para acercarse a recepción, pero lo detengo.

—Te espero aquí—fuerzo una sonrisa.

Asiente y va a pedir una habitación.

Miro a todos lados. Me siento perseguida, como si cualquier persona pudiera reconocerme para luego ir donde Benjamín y decirle que vieron a su esposa con otro en un hotel.

Trato de calmar mi mente. Cuando Sebastián llega, ya no toma mi mano, solo señala el ascensor y espera a que camine primero.

Todo con Sebastián estuvo bien en el pub; las conversaciones, las risas, el coqueteo y su jodida manera de ser directo.

Pero ahora en el ascensor hay mucha tensión. Después de seis años casada, no puedo asegurar si es sexual o son mis jodidos nervios.

Cuando entramos en la habitación, por un leve instante dudo, pero me recompongo parándome derecha. Me pongo la máscara perfecta y actúo con seguridad.

En los brazos de otro [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora