28- Feliz cumpleaños

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Este capítulo va dedicado con mucho amor a 

Felicidades por tu embarazo, preciosa! Miles de bendiciones en esta etapa para ti ❤

Maratón 3/3

Conduzco prácticamente a ciegas

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Conduzco prácticamente a ciegas. No literal, claro que no; es Alyssa quien me va indicando el camino ya que me tiene una sorpresa.

Jodida sorpresa, que me pone de los nervios.

Hizo que me cambiara ropa tres veces. Nada formal ni nada que asuste; esas fueron sus palabras... Tenía que verme "lindo".

Me dice que de vuelta a la derecha y me detenga, justo frente a un salón de eventos. Tengo un mal presentimiento y este se acentúa cuando estaciono y veo las decoraciones de cumpleaños infantil.

—¿Se puede saber que estás tramando, Aly?

—¿Yo? —se señala—. Nada...—sonríe con falsa inocencia—. Vamos, baja, que se hace tarde y sabes que odio ser impuntual.

Bajo de la camioneta y voy hasta su puerta, la abro y extiendo mi mano. Ella la toma segura y con una sonrisa de oreja a oreja—muy habituales en ella—nos aproximamos a la entrada.

—¡Mierda! Por poco lo olvido.

Me quita las llaves y vuelve a mi camioneta. Abre el maletero y saca dos regalos enormes.

—No te quedes ahí... ¡Ayúdame, Sebas!

Resoplo. Camino hasta donde está y le quito ambos regalos de las manos.

—¿Mejor?

—Mejor—sonríe.

Ally le muestra unas invitaciones al guardia en la entrada y pasamos. Por más que le he preguntado que mierda estamos haciendo aquí, se niega a arruinarme la dichosa sorpresa.

Todo el lugar está decorado con globos, cosas de unicornios y colores así. Una idea se me viene a la mente, pero dudo, sería demasiado ilógico.

Como si la suerte se riera en mi cara, me quedo pasmado cuando escucho a Alyssa gritar el nombre de la mujer que constantemente inunda mi cabeza. Se abrazan, Dahlia no se ha dado cuenta que estoy aquí. Planeo desaparecer sin que lo note, pero como siempre; Alyssa tiene sus propios planes.

—¿Recuerdas a Sebastián? —ruedo mis ojos—. Ven, Sebas. No seas maleducado y saluda.

Dejo los regalos a un lado y nos miramos los dos en silencio.

—Un gusto volver a verte—llega el esposo de Dahlia—. ¿Cuál era tu nombre?

—Alyssa—contesta Dahlia—. La invité yo.

—¿A los dos?

Me mira de pies a cabeza y me tenso. Muy aparte de que sea el esposo de Dahlia y que por eso no me agrade... Él tiene algo repulsivo, mi intuición me lo dice y esta nunca falla.

En los brazos de otro [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora