5-No busco amor

15.1K 1.3K 862
                                    

No olviden dejar su voto y comentarios 🌟

No olviden dejar su voto y comentarios 🌟

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Voy de camino a casa.

Lía llamó, interrumpiendo la plática que estaba teniendo con Sebastián y arruinando la posibilidad de otra ronda.

No tenía pensado volver temprano, pero el que la pesada de mi madre apareciera por ahí no me dejó otra opción.

Durante el camino pienso en Sebastián... Y como no, si este hombre no deja de sorprenderme, eso que tan sólo lo conozco desde ayer.

Fui a asesorarme para el divorcio y terminé con una aventura.

Irónico.

Me he dado cuenta de que Sebastián es directo al momento de decir las cosas, un perfecto seductor y jodidamente bueno en la cama.

También en otros lugares...

Me sorprendió cuando, con total tranquilidad mencionó que soy madre.

Cualquiera hubiera fingido no saber nada, omitiendo cualquier comentario al respecto, pero no él.

De hecho, dejó claro que lo intuía.

Admito que me sentí avergonzada cuando mencionó lo de las estrías, obvio no tengo un cuerpo perfecto y por mucho que me cuide son cosas naturales. El que sea algo normal, no quiere decir que no me avergüenza que me lo digan así como si nada, menos si se trata de un hombre tan sexy al que te acabas de follar.

Cuando llego veo estacionado el auto de mi madre.

Genial.

Nótese el sarcasmo.

Me encuentro con Lía justo en la entrada, ya se está yendo. Tiene una habitación preparada en caso de que se le haga muy tarde y deba quedarse, pero hoy está mi esposo no es necesario.

—La entretuve el tiempo que pude, pero esta algo irritable y me envió a casa— dice después de saludarme.

—No te preocupes cariño, yo me encargo, gracias.

Voy directo a la sala y ahí la encuentro; sentada como si nada leyendo uno de sus libros religiosos.

—Hola mamá—saludo.

—¿Estas son horas de llegar a casa? —pregunta con una mirada despectiva—. No puedo creer que no estuvieras. Tu esposo e hija están aquí.

Lo último es más un regaño. Estoy acostumbrada al tono de voz con el que me habla; siempre humillante, mirándome como si fuera una decepción, aun cuando tengo mi propio negocio y soy relativamente exitosa. Se pone en pie y me da un beso en la mejilla.

En los brazos de otro [COMPLETA] Where stories live. Discover now