20 - Hablemos

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Su perfume invade mis fosas nasales

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Su perfume invade mis fosas nasales. Tiene esa mirada juguetona en los ojos, mi cuerpo tiembla por su cercanía.

Detallo bien su aspecto, está usando un sweater gris que tapa la mayoría de sus tatuajes a excepción de los de su cuello y manos. Un jean negro al igual que sus zapatos.

Carraspeo antes de romper el silencio, sonando más firme de lo que me siento.

—Vengo a ver a Mark.

—Si preciosa... Sobre eso... —pasa su mano por detrás de la cabeza.

—Preciosa nada—lo interrumpo, pasando por su lado al salir del ascensor—. ¿Dónde está Mark?

—No está aquí.

Ambos nos sumimos en un silencio que por ilógico que parezca, no es incómodo. Nuestras miradas están conectadas y de alguna manera, lo entiendo.

Extiende su mano. Dudo, pero finalmente la tomo y sin decir nada, me lleva por el pasillo.

Todo está a oscuras, la única luz provenía de una lampara en la recepción. Llegamos a su oficina y la puerta está abierta, suelto su mano y entro primero.

Sigue igual a la única vez que entre, cuando acabó lo que sea que tuvimos.

No hay muchas cosas personales, la decoración es básica, al igual que la oficina de Mark. Colores neutros que combinan con el escritorio frente al gran ventanal y el librero a la derecha, ambos caoba. Un sofá que, tal como las sillas del escritorio, son negras y frente a este, una mesa de vidrio pequeña.

Sebastián cierra la puerta detrás de él y se acerca a paso lento hasta quedar a centímetros de mí. Me observa con una intensidad que puedo sentir en cada parte de mi cuerpo.

La cercanía, su olor, los recuerdos... Todo él me enciende y joder, me derrito.

Los pechos me pesan, mi respiración se acelera y antes de hacer alguna estupidez como lanzarme a él y devorar su boca, decido que es mejor romper el silencio.

Si Mark no está aquí debo suponer que algo se trae entre manos y... maldición, debería irme.

Apenas abro la boca para hablar y él sujeta mi cintura, como si quisiera retenerme. En cuestión de segundos, su boca ya está devorando la mía.

No lo analizo mucho. Me entrego al momento rodeando su cuello con mis brazos, pegándome a él aún más si es posible. Su lengua se abre paso por mi boca y la recibo gustosa, devolviéndole el beso con la misma voracidad.

Sus manos recorren mi cintura, espalda y finalmente llegan a mi culo impulsándome a subir mis piernas para rodearlo con ellas. Me lleva hasta el sofá donde me baja con cuidado, en ningún momento aparta sus labios, baja por mi cuello, el hombro y sigue con la clavícula.

Me apoyo en mis codos, incorporándome y él lo capta en seguida quitándome la chaqueta. La blusa me la saco yo, quedando en un brasier de algodón en color lila.

En los brazos de otro [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora