43- Recordar duele

8.6K 1K 354
                                    

En este capítulo se tocan temas fuertes como la agresión que pueden afectar a personas sensibles. Se recomienda discreción.

Era una noche como cualquier otra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una noche como cualquier otra.

Acosté temprano a Anne, que apenas tenía dos añitos. Le tenía lista la cena a Benjamín, cosa habitual y lo esperaba con un pequeño y lindo camisón para dormir.

Recuerdo que la espera me torturaba. Siempre estaba ansiando su llegada, necesitando un poco de atención. Había días en los que no aparecía, no me daba explicaciones y yo tampoco preguntaba, con el tiempo dejé de hacerlo. Todo se trataba de su trabajo, yo no tenía por qué conocer los detalles.

Cuando él llegaba a casa, me sentía estúpidamente afortunada. Volvía la ilusión por nuestro matrimonio. Trataba de pasar tiempo con él, pero también estaba temerosa por no agobiarlo. Era una lucha constante conmigo misma, una lucha agotadora en la que trataba de ser una esposa perfecta, tal y como me lo repetía mi madre.

Pensaba que, si me esforzaba más, el llegaría a amarme y a valorarme como yo quería, pero dentro de mí sabía que nunca sería suficiente.

Las horas pasaron y finalmente a eso de las doce, rendida, me fui a la cama. Ya estaba acostumbrada a la constante desilusión de estar casada, imaginaba que todos los matrimonios eran así y sobre todo el mío, ya que Benjamín era un hombre de negocios y creía que todo eso lo hacía por nosotras. Por Anne y por mí.

Aunque, muy dentro de mí, más que dinero o lujos, hubiera preferido su tiempo, su presencia... Quizás, algo más de atención o amor. En ese entonces yo sobrevivía con migajas a las que él llamaba cariño y estaba bien con eso. Era todo lo que conocía.

Ya estaba dormida cuando la puerta de mi habitación se abrió de golpe. Sobresaltada me incorporé. Seguía en la cama cuando vi a Benjamín entrar todo golpeado. Tenía sangre por todas partes, un ojo cerrado a causa de la hinchazón y el traje hecho un desastre.

Recuerdo que lo primero que pensé fue en que habían burlado el sistema de seguridad y nos estaban robando. Todo en lo que pude pensar fue en mi hija.

—Anne—murmuré el nombre de mi pequeña. Ya había entrado en un estado de alarma—. Tengo que ir por Anne... ¿Qué está pasando?

—Confía en mí—fue todo lo que dijo.

Tiró de mi brazo y casi a rastras me llevó por las escaleras. No entendía lo que pasaba así que continúe preguntando, pero no obtuve respuestas. Traté de que me soltara, de empujarlo y hacer que reaccionara. «Quizás está en shock» pensaba. Por más que le hablaba y trataba de soltarme, su agarre era firme.

Se detuvo en la puerta principal y de pie frente a mí, me miró fijamente.

Vi miedo en sus ojos, pero no podría asegurar el porqué.

—Lo lamento...

Fue todo lo que dijo antes de sacarme de casa, de lo que consideraba mi hogar, mi lugar seguro. El lugar donde estaba durmiendo mi niña sin tener idea de que su mamá estaba por vivir las peores horas de su vida.

En los brazos de otro [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora