19- El amor no debería ser un sacrificio

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Llegué a casa temprano, se suponía que almorzaría aquí, pero el ver a Sebastián con otra mujer me quitó el apetito

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Llegué a casa temprano, se suponía que almorzaría aquí, pero el ver a Sebastián con otra mujer me quitó el apetito. No me fijé en ella, pero si en lo feliz que se veía él riendo.

Ni siquiera debería importarme.

Voy hasta la sala, Anne esta con Lía viendo por milésima vez Frozen. Cuando se da cuenta de que estoy ahí, se pone de pie con un gritito y corre a mis brazos.

—Mamiiiii

—Mi niña hermosa—la alzo en mis brazos y la lleno de besos—. ¿Cómo estuvo tu día, mi amor?

—¡Biem! Lía me llevó al palque...

Comienza a contarme cada detalle; cuando Anne empieza a hablar, nada la detiene, amo eso de ella. Mientras continúa, la llevo en brazos a mi habitación y la dejo en mi cama para cambiarme la ropa por algo más cómodo. De tanto en tanto le pregunto cosas a mi hija o respondo a lo que me dice, poniendo atención a todo lo que habla.

—Y entlonces llegó papi—dice arrugando la frente y cruzando sus bracitos.

Eso llama mi atención.

—¿Y qué pasó con papi? —le pregunto sentándome a su lado.

Ella me cuenta todo con esa inocencia que tiene una niña de casi cuatro años. Ben no se dio cuenta de que su hija lo observaba mientras él se enrollaba con la niñera. La rabia corre por mis venas, pero no me permito demostrarlo.

La interrumpo y trato de distraerla. No quiero que quede pensando en ello o diga algo delante de él.

—Mi amor, lo más importante aquí, es que lo pasaste muy bien en el parque jugando, ¿Verdad?

—Veldad —responde, asintiendo con la cabeza.

—E hiciste nuevas amiguitas—asiente nuevamente, ya más emocionada, pero nuevamente frunce su frente y pregunta.

—Pero mami... ¿Pol qué papi le daba beshos a Lía?, ¿Ella va a sel mi hermana?

—No mi amor, lo que pasa es que...—joder, no sé ni que decirle—. Lo que pasa, es que ellos solo estaban...—suspiro—. Son cosas de grandes, amor.

—Yo no quelo sel wrande—hace una mueca de asco.

—Ahora hermosa, vamos a tu habitación a jugar...las dos juntitas—le hago cosquillas.

Se baja de la cama riendo y corre a su cuarto.

Tomo una bocanada de aire y exhalo lentamente. Ben es un caso perdido, lo sé. No es la primera vez que me engaña y estoy segura de que no será la última y aunque ya me haya acostumbrado, esa sensación amarga me llena y la decepción también.

Es tan triste que nunca vaya a cambiar, no es que no lo tenga claro, es solo que...

¿Qué mujer no sueña con que el padre de su hija sea un buen hombre y buen esposo?

En los brazos de otro [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora