Cuando el sol se esconde

21. Mentiras.

21.

El día en que los secretos y las mentiras empezaron a caer una a una; Erin había pensado que solo debía acudir a una cita con la psicóloga, debido a los traumas que podría adquirir el suceso ocurrido el domingo en la mañana. Lo que no espero, fue que ese día, comenzaría el verdadero fin, ese día estarían más cerca de los trágicos acontecimientos del venidero veinticuatro de diciembre.

Al terminar las clases, lo primero que hizo fue dirigiese a la oficina ya indicada, a la cual, ni siquiera puedo entrar, ya que, la psicóloga la llevaba esperando un buen rato. Caminaron de forma tranquila por los pasillos de aquel castillo que siempre transmitía la sensación de estar en otra época.

Cuando llegaron a unas escaleras que iban en sentido descendente, Erin contempló como el amplio lugar era iluminado por unas antorchas, las cuales se encontraban clavadas en las paredes de la infraestructura.

Nunca había estado allí, ni siquiera tenía conocimiento de ese camino, por lo que vagaba su vista de un lugar a otro; muy asombrada ante la vista que le otorgaba el misterioso lugar. Al llegar al pie de las escaleras, se quedó paralizada en su lugar, esperando a que la psicóloga hiciera su siguiente movimiento. La mujer por su lado, siguió su camino hasta quedar frente a unas gigantescas puertas de madera oscura.

—Erin— La llamó, con ese tono tan dulce que manejaba, a pesar de tener muy presente su acento alemán—, acércate, por favor.

Obedientemente la mexicana se acercó, se paró a su lado y espero a que aquella mujer dijese algo más.

— ¿A dónde vamos? — Cuestionó, al no recibir respuesta alguna.

—Veras, Erin— Comenzó a decir—. Este instituto es muy especial, aquí no solo albergamos a las mentes más brillantes que pueden tener las distintas generaciones, sino que también las ayudamos. Para nuestra desgracia, muchos de nuestros estudiantes han pasado por experiencias que les han propinado un trauma severo, en algunos casos irreversibles. Tú sabes muy bien como toda esa atención por parte del mundo, desatención por parte de la familia y opresión debido a las distintas posiciones que ocupan estos chicos, los han llevado a tener muchos problemas— Explicó, con suma delicadeza, intentando hacer llegar la información a Erin de una forma acertada—. Por eso que acabo de mencionar y muchas otras razones, nuestra institución decidió invertir gran parte de su capital en el área psicológica, la cual se encarga de llevar un control de los estudiantes. Además de brindarles un apoyo y acompañamiento que vuelve la experiencia mucho más llevadera— Sin saber que decir, Erin la miró con los ojos entrecerrados; preguntándose a donde la llevaría todo eso—. Lo que te voy a mostrar ahora es un poco delicado, por lo cual te pido algo de prudencia— Anonadada ante las palabras de la mujer, la castaña solo asintió y esperó el siguiente movimiento que ejerciera su acompañante.

Con mucho cuidado, la mujer abrió una de las grandes puertas, y esperó a que esta estuviese abierta por completo, para poder girarse e indicarle a Erin que la siguiera. Con pasos inseguros, se acercó a ella y apreció lo que la rodeaba en esos momentos

Ante sus ojos se extendía un pasillo con una amplitud muy notoria. En este mismo, se encontraban muchas puertas de madera, las cuales poseían un tamaño normal y óptimo para crear armonía las unas con las otras.

—Erin, posiblemente este sea el lugar más especial de todo el castillo— Indicó la señora—. Aquí distintos estudiantes vienen a recibir ayuda psicológica para tratar con los problemas que pueden estar presentando.

— ¿Tienen un psiquiátrico aquí? — Preguntó, claramente incrédula.

—No— Refutó, con mucha dulzura—, como toda institución, contamos con un programa de ayuda psicológica, solo que nosotros no nos quedamos solo con una u dos sesiones a la semana. Nosotros brindamos todo lo que podemos para poder construir un ambiente sano, para así llegar a al objetivo principal; otorgarles a los estudiantes la salud mental que nunca se les debió arrebatar.