6. Alexander.

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6.

Esa noche todo cambió.

Ninguno de los ocho pudo dormir, aunque algunos solo se quedaron acostados en su cama viendo el techo de su habitación.

Alfonsina se quedó horas viendo un programa de asesinos y narcotraficantes italianos hasta altas horas de la madrugada.

Akihiro leyó y buscó más información sobre el lago, pero no encontró más que lo que sabían las personas que no pertenecían a su círculo de amigos.

Vania llevó a Erin a su habitación junto a Valery para dejarla descansar en la cama, pues no había despertado de su profundo sueño. Cuando regresó a su habitación no hizo más que sentarse frente a la ventana que tenía allí y mirar como las estrellas desaparecían poco a poco hasta darle paso al astro rey.

Por último Valery se quedó unos segundos en la habitación de Erin observándolo todo, hasta que sus ojos cayeron en el espejo que había dejado la mexicana en su mesa de noche.

Se acercó sigilosamente hacia él y lo tomó de una forma en que quedase viendo hacia el piso para no reflejarse en él. Aunque, a pesar de que sabía que no debía mirar al espejo, cierta curiosidad la empezó a invadir al tenerlo en la mano.

Solo sería un vistazo, qué más daba.

Alzó su mano con lentitud y lo giró para poder verse.

En muchas ocasiones de decía que lo que veías al espejo era lo que realmente eras, ¿Pero qué pasaba cuando lo que había en el espejo era algo completamente distinto a ti?

Lo que había en ese espejo no era más que otra persona, otro ser, otra Valery.

Era justo lo que veía siempre que se miraba en un espejo.

Era justo lo que todos y cada uno de ellos veía.

Bajó con resignación y rabia el espejo, para después salir de la habitación dando un fuerte golpe a la puerta al salir.

Después de eso todo pareció ser aparentemente normal. No hubo más muertes ni sangre derramada, y mucho menos personas cayendo al lago por accidente.

Erin pareció haber olvidado todos los sucesos de esa noche, pues cuando le preguntaron sobre cómo había pasado la noche solo dijo que había dormido, mas no descansado, ya que se sentía como si fuese corrido una maratón entera. Lo único que noto distinto fue que no encontró su espejo cuando despertó, pero eso no se lo menciono a ellos. Siguió con su vida como la estaba llevando allí adentro, aunque miraba todo de una forma distinta. A desconfianza e inseguridad inundaban el lugar, lo cual hizo que ella pareciera estar a la defensiva todo el tiempo.

Las estrellas, las nubes y el sol estuvieron allí siempre, pasando de la misma forma siempre, solo que ellos fueron los únicos que no cambiaron, y fueron los únicos testigos de lo que pasó en la profundidad de las almas y las dimensiones involucradas en los extraños sucesos que agobiaban al instituto y las personas que en él había.

—Le prometemos que eso no volverá a pasar directora, no pudimos hablar con usted el otro día cuando nos mandó a buscar porque teníamos como de las cuales ocuparnos — Se disculpó Valery con una expresión muy seria y formal.

—Ocupados pensando en qué hacer con un maldito cuerpo descuartizado en el patio, supongo — Ironizó la directora en respuesta.

Estaba muy enojada con ellos por lo sucedido en el segundo día de clases, sin contar que la habían dejado esperando.

—No volverá a pasar, le estoy dando mi palabra — Le dio una suave sonrisa y luego miró a sus acompañantes —, ¿cierto chicos? — Con suma convicción asintieron todos dando una imagen de pura sinceridad.

Cuando el sol se escondeWhere stories live. Discover now