27. Hell is other people.

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27.

No creía que podría olvidarlo, era imposible dejar atrás ese frío que había recorrido su piel, además del desbocado latir de su corazón, todo eso había sido generado en el momento en que sus ojos captaron aquella abrumadora imagen.

El psicólogo decía que debía tratar de seguir y no concentrarse en eso, pero no era imposible.

Después de haber mantenido aquella peculiar conversación con el hermano de Dean; Stefan.

Lo había encontrado de casualidad en los pasillos del ala de psicología, por lo que él fue el primero en acercarse a ella, para después entablar la conversación más confusa que alguna vez había llegado a tener.

— ¿Eres nueva? — Preguntó, recargando su espalda en la pared.

—Relativamente— Contestó, en un tono bajo y desconfiado.

—He visto que ya has hecho muchos amigos en tan poco tiempo— Dijo, en un suspiro, mientras recogía las mangas de su camisa blanca, mostrando así los tatuajes que adornaban su brazo izquierdo.

—Eso creo... — Comenzó a decir, pero se quedó paralizada en el momento en que él alzó su mirada y sus oscuros ojos se conectaron con los de ella.

— ¿Son tus amigos, verdad? Digo, los veo mucho tiempo juntos— Siguió, encargando una de sus espesas cejas.

—Sí, ellos... Me tratan bien.

—Que una persona te trate bien no quiere decir que sea tu amiga, tal vez solo quiere algo a cambio.

—No creo que puedan tener algo de mí— Admitió, aferrando sus libros contra su pecho.

— ¿Por qué? — Cuestionó, evidentemente curioso.

—No tengo nada que ofrecerles.

—Todos tenemos algo que ofrecer, solo que no lo ves. Tal vez tienes un muy mal concepto de ti misma y eso te ciega para ver lo que pasa ante tus ojos- Analizó, pasando una mano por su barbilla, logrando así que Erin posará su vista sobre el dorso de su mano, en donde descansaba un tatuaje hecho con letras en cursiva, de una forma delicada que desencajaba con el resto de sus tatuajes.

Con toda su atención puesta en el trazo de letras sobre aquella clara piel, giró levemente su cabeza y leyó las palabras que allí habían:

—Hell is other people— Con desconcierto, Stefan alzó su mano a la altura de su cara y leyó las mismas letras, soltando una rosa ante lo irónica que era aquella frase en aquellos momentos.

—Deberias investigar su significado, quizás te ilumine. Te veo en clases— Finalizó, extendiéndole una sonrisa antes de irse.

Después de esa corta conversa, Erin se quedó parada en medio del pasillo, mirando directamente a donde se había ido.

Ellos eran sus amigos, confiaba en eso, ya que, ella no podía darles nada. No había nada especial o excepcional que la volviera una persona a la que los demás quisieran acercarse por puro interés; ella siempre había sido la última opción a la hora de elegir a quien se quiere como amigo, por lo que era imposible que fuese cierta esa duda que él había insertado en ella; sin embargo, ella había decidido investigar justo como él le había dicho.

Dos días después de aquel encuentro, dio con lo que era la explicación a aquella peculiar frase.

Desde su entendimiento tardío para lo complejo y abstracto, Erin pasó horas enteras frente a la explicación que se le daba a aquello, pero ante sus ojos parecía que la explicación era aún más complicada de lo que era la frase en sí.

Cuando el sol se escondeWhere stories live. Discover now