II: Lejos

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- ¿Sabes algo de...? - cuestionaba por quinta vez a su amigo.

- No, no ah llamado, sus amigas no responden, Rouge no quiere soltar nada, y los demás ni siquiera me hablan, ya te dije que...

- Cállate - susurró el erizo mientras miraba a su igual con una cara de fastidio, a pesar de que sabía lo que iba a decir aún le revolvía el estómago escucharlo.

-... La única forma de saber algo es que tú la busques - finalizó su oración tomando un trago de su botella gris y vieja, era asqueroso que alguien tuviera un objeto así, pero ese chico era algo especial.

- Ella me dejó - musitó con ira dando un golpe sobre la mesa del comedor, desde ese día los muros de concreto y los civiles inocentes eran víctimas de sus arrebatos, todo por la chica rosa que desapareció de la faz de la tierra.

- Lo sé - respondía su acompañante con temor de ser uno más en la lista de afectados.

- A mí - repitió con el mismo tono sin poderlo creer.

El chico de enfrente volvió a asentir mientras sentía como su pulso se aceleraba aterrado y sus piernas temblaban, Scourge no era de los débiles, pero si había alguien que podía hacerle estremecer era Shadow The Hedgehog.

- Probablemente esté con Rouge - comentó con sinceridad en su tono.

- O tal vez este muerta debajo de un puente - respondía el chico verde con una sonrisa burlona, pero ni siquiera sus bromas de mal gusto podían sacarle una sonrisa.

- Realmente me pregunto que será de ella - comentó más para sí mismo que para él.

Shadow era el tipo más rudo, serio y fuerte que Scourge conocía, por eso le sorprendía tanto verlo en tan deteriorado estado tan solo por una mujer.

Pero hasta el hombre más duro puede quebrarse por amor.

- ¡¡Amy!! - gritaba alegre un enorme echidna rojo mientras rodeaba con sus brazos a su pequeña amiga, quien casi no sobrevive por tremendo apretón del hombre

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- ¡¡Amy!! - gritaba alegre un enorme echidna rojo mientras rodeaba con sus brazos a su pequeña amiga, quien casi no sobrevive por tremendo apretón del hombre.

- Hola Knuck - soltó con algo de trabajo, claro que él sabía que su fuerza debía controlar, pero el verla ahí, tan alegre, tan linda... Tan viva, lo hizo olvidarse de eso y demostrarle todo su cariño como solo él podía.

Había pasado ya un mes desde que esa chica decidió dejar aquel departamento, y a su antigua vida con él.

Shadow nunca fué un novio ejemplar, pero tenía lo suyo, era atractivo (tanto física como mentalmente), era fuerte, y, debajo de todo ese porte de "chico malo", había un ser empático y amable, algo que sólo la rosada podía ser capaz de ver. Pero, como todo, él tenía bastantes defectos, aquellos que hicieron a Amy huír al otro lado de la capital.

No había dejado rastros detrás de ella, y le estaba yendo bien; su vida era diferente, era libre; tenía un trabajo como co-diseñadora en la empresa de Madeleine Yang, la diseñadora más famosa de todo el mundo, además de una bonita casa la cual compartía con sus amigas, Cream The Rabitt y Blaze The Cat.

Todo parecía ir perfecto.

- Lo siento - comentaba con pena mientras al instante la soltaba dejándola recobrar su respiración - es sólo que... Hace tanto que no te veía.

- Hola Rossie - comentaba con alegría el segundo invitado a su casa, no era una sorpresa que Knuckles The Echidna anduviera sólo buscando "tesoros".

- Hola Mighty - saludó alegre dándole un abrazo que, siendo sincera, le agradó bastante.

Ambos amigos entraron al lugar, algo grande estaba por pasar, y, como suele suceder, la vida daría un giro estando en lo más alto de su esplendor, llevando consigo problemas y un rostro... un tanto familiar.

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