XXXII: Impulsos.

158 21 5
                                    

Su boca se oprimía contra la suya de forma dulce mientras que el agarre en su cintura se hacía cada vez más fuerte; nuevamente había caído en su juego, manteniendolo cerca de ella para así probar de su veneno una vez más.

"Si esto está mal... ¿Por qué se siente tan bien?"

Se preguntaba en su mente al sentir como la acorralaba en la pared, acercando sus cuerpos más y más, dejándola atrapada y teniéndola a su merced.

Luego sintió sus manos descendiendo, y después sólo pudo sentirse elevada, sintiendo ese miembro en la cavidad entre sus piernas, abrazándolo con ellas, sin tener un autocontrol en ese momento.

Estuvieron un rato en esa posición, pero era de esperarse su siguiente movimiento, pues él ya deseaba más de ella, entonces la llevó a la cama, recostandola con delicadeza, viendo sus ojos jade llenos de placer y deseo.

Claro que esperaba más, su cuerpo y sus impulsos se lo rogaban a gritos, pero hacerlo significaba que él ganaba, y no le cedería esa victoria tan fácilmente; así que intentó detenerlo con un leve empujón, lo que sirvió para hacerlo retroceder y poderse poner de pie nuevamente.

Ella tenía un plan, deseaba verlo sufrir por lo que le hizo, destrozarlo, y alejarlo para siempre de su vida; el plan era no ceder, pero su amor la cegó, y nuevamente se encontró besando esos labios que la tenían vuelta loca desde la primera vez que los probó, alimentando sus ansias de tenerlo sobre ella.

"Si eso pasa, sabes que caeras, tenerlo así solo te hará amarlo más. " le recordaba su mente de vez en cuando, aunque ahí dentro era más una lucha por distinguir como seguir ante esa situación. "Está bien, son solo besos, eso no es tan malo", agregaban sus pensamientos intentando evitar la culpa, pero todo empeoraba al sentir aquellas grandes manos explorando cada rincón suyo, bajando de su pecho a la cadera y luego acariciando su cola, para después descansar en su trasero.

Era una explosión de emociones y calor en ese lugar, fue entonces cuando Amy se perdió.

Los besos habían parado y ahora se miraban fijamente, ambos estaban muy sonrojados y jadeaban intentando recuperar aire y prepararse para su segunda ronda. - hazlo. - le pidió de forma clara con un inusual brillo en los ojos, acto que él no le negaría, ella ahora lo deseaba, no desperdiciaría la oportunidad de recordarle quien era "su dueño".

~ bzzz, bzzzz ~

Vibraba el celular de Shadow, pero a él no le importaba, tenía algo mejor que hacer, así que lo aventó en la mesa de noche que tenía ella, dejando a la contestadora hacer lo suyo.

- "Tienes 2 minutos para salir, o entraré a por ti, tú eliges."

Le dijo una voz del otro lado, separandolo de Rose inmediatamente, tomó su teléfono y buscó el número, aunque fue inútil, ya que el imbécil había logrado entrar al sistema y borrar cualquier rastro de su llamada.

- ¿Era él?.- preguntó Amy por detrás de su hombro, revisando su historial con la vista.

- Seguramente. - respondió guardando eso y tomando su chaqueta. - Me voy, te ahorraré el escándalo, además, está cerca.

- Ten cuidado... - le dijo ella acercándose hasta él con ambas manos entrelazadas a la altura de su pecho. - Sal de esto, ¿ok?

- Ok. - fue lo último que le dijo y luego saltó de la ventana, corriendo tras el jardín para tomar la moto y aparecer en la calle principal, observando del otro lado de la acera a otro motociclista viéndolo fijamente, con su casco puesto y su posición lista para arrancar. - Bien, idiota, juguemos. - susurró para para si mismo acelerando, viendo por el retrovisor como el vehículo celeste le seguía el paso, era claro que no estaba dispuesto a perderlo entre los carros.

𝔅𝔲𝔱𝔱𝔢𝔯𝔣𝔩𝔦𝔢𝔰  Where stories live. Discover now