Capítulo 7.5

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Antes, ese mismo día...

Arlen recobró el sentido, y se dio cuenta que Pugna lo llevaba al hombro como una bolsa de carne. Miró a su alrededor, con los oídos todavía retumbando por el rayo que le había caído a un lado, y empezó a escuchar los gritos de terror de la gente. Truenos y rayos parecían estar a punto de romper el cielo. Pronto se dio cuenta de que Valeria no se encontraba con él, y comenzó a forcejear para escaparse del agarre de su madre.

-¡Valeria! ¡¿Dónde está?!-Preguntó él, tratando de retorcerse para voltearse y ver si se encontraba allí.

-¡Quédate quieto! ¡Tenemos que subir a un barco y largarnos de aquí!-Dijo Pugna.-Esa niña te hizo un favor. Se fue corriendo para no meterte en más problemas.-Él abrió los ojos como platos, y terminó por safarse del agarre de su madre. Cayó estrepitosamente contra el suelo de adoquin, enredándose con su bolso de cuero.

-Arlen, hijo, no tenemos tiempo.-Dijo Amare, tomándolo del brazo para levantarlo rápidamente. Él se puso de pie con su ayuda, pero pronto se apartó.

-No voy a dejarla aquí para que muera.-Estableció con decisión. Acomodó su bolso, y se dio media vuelta.

-¡¿Es enserio?! ¡¿Por qué nos pones tan difícil el mantenerte a salvo?!-Gritó Pugna, harta. Se acercó de dos zancadas a su hijo, y lo tomó de los hombros.-¡¿No te das cuenta que solo queremos lo mejor para ti?!

-¡¿Cómo?! ¡¿Terminando igual que ustedes?! ¡¿Arriesgando mi vida por algo ilegal para comer?! ¡¿Solo quieren que muera como ustedes lo digan?! ¡¡Pues si voy a morir, quiero decidir cómo y cuándo!!-Gritó con furia, acercándose sin darse cuenta a la cara de su madre, quien lo miraba con entrecejo fruncido y una mirada afilada.

-Hijo...-Murmuró Amare, quien estaba tras Pugna.

-Todos moriremos. A todos nos pasará en algún momento. Pero eso no significa que queramos que mueras. Queremos que vivas, queremos estar ahí para verte vivir. Y cuando el momento llegue, queremos que sea bien. Queremos que crezcas, y consigas tus metas. Y si no es posible... ¿No prefieres que sea por algo que valga la pena?-Respondió la mujer fornida, sin poder mirar a los ojos de su hijo. Él dejó escapar una lágrima, y luego otra, y luego ya no pudo controlarlas. En el fondo, él sabía que ella tenía razón. Ellas tenían razón en todo. Pero nadie podía convencerlo de que él estaba equivocado tampoco.

-¿Eso solo aplica para mí?-Murmuró, tratando de dejar ir esos sentimientos en sus palabras.-¿Sólo yo merezco vivir una vida como esa? ¿Por qué no el resto? ¿Por qué no ella?-Podía sentir sus lágrimas saladas entrar a su boca. Trató de respirar, pero se dio cuenta de que tenía la nariz tapada.-No voy a dejarla aquí.-Sentenció con una voz que no podía reconocer como suya. Era firme, un tono más grave que su voz común. Trató de respirar hondo, y un jadeo salió de su boca. Tenía miedo. Pero no podía dejar que el miedo le impidiera hacer lo que quería hacer.

-Y nosotras no queremos dejarte aquí por algo que tal vez no lo valga, hijo. Te amamos demasiado.-Respondió Amare, acercándose al chico, con la ballesta en la espalda, sujetada por una cinta de cuero. Arlen no podía dejar de llorar. Pugna dejó caer su agarre para posar una sola mano en su hombro. No era como hacía unos segundos. Esto se sentía... Reconfortante. Amare se acercó para acariciar su mejilla y secarle las lágrimas.

-Yo también las amo... Pero no quiero dejarla...-Los truenos y rayos no se hicieron esperar. La gente todavía corría por sus vidas, pero el sentir el amor de sus madres lo hacía pensar, por un segundo, que todo estaría bien, aunque todo se cayera a pedazos a su alrededor.-Por favor... Les prometo que si me dejan ir, las alcanzaré. Y si no logro alcanzarlas, las buscaré. Las encontraré. Lo prometo, por favor...-Sollozó. Por alguna razón, se sentía como cuando era un niño pequeño. Pero él nunca había sido del tipo caprichoso. Solo quería abrazar a sus madres, y no soltarlas. Pero no podía dejar que alguien a quien apreciaba muriera sin él intentar ayudarla. No podía darle la espalda. Había algo en su interior que no quería dejar de intentar.

El Despertar de la Sombra I. SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora