Capítulo 9.

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Cuando Bacu terminó de arreglar el cabello de Valeria, esta se sintió como nueva. Durante todo ese tiempo se sintió... En paz. Feliz. Era algo tan raro en ese momento, que a veces una pequeña pisca de culpa surgía de la profundidad de su cabeza para hacerle recordar todo lo malo que le había pasado, por lo que no podía disfrutar la situación del todo. Obviamente, Bacu no lo notó. No la conocía lo suficiente para decir si le pasaba algo o no solo por su expresión. Y Arlen... Bueno, él se encontraba ocupado tratando de alejarse todo el tiempo de la vieja Uma.

Cuando el sol se encontraba en lo alto, Bacu preguntó en voz alta:

-¿Qué les parece si vamos ahora al Centro Cívico?-A lo que Arlen lo miró fijamente, dejando de observar a la vaca que no dejaba de perseguirlo. Valeria notó la expresión seria que tenía en el rostro, y bajó la mirada, pensando en cómo haría para encontrar a las madres del muchacho. Trató de no darle muchas vueltas al asunto, se dijo a sí misma que idearían algo sobre la marcha.

-Vamos.-Dijo ella, levantando la mirada hacia Bacu. Arlen no abrió la boca, solo se limitó a ir dentro de la casa para recoger su bolsa. El más bajito lo siguió con la mirada hasta que desapareció de su campo de visión.

-Oye... Valeria...-Dijo él, mientras ella se levantaba de la bala de heno y se sacudía lo que se le había pegado al pantalón. Volteó para verlo directamente.-Pareciera que ustedes dos no se terminan de llevar muy bien...-Ella no supo cómo reaccionar a aquello. Su mente se vació de todo. No sabía qué expresión estaba poniendo, tal vez simplemente no tenía ninguna expresión en el rostro. Sin dejar de observar directamente a los ojos verdes del muchacho, no dijo ni una palabra por unos segundos.

En realidad... Arlen podría odiarla en esos momentos. Y lo más triste para ella, era que tenía todos los motivos para estarlo. Lo sabía. Lo sabía desde que lo hablaron en el barco. Lo sabía, por cada vez que la trataba fríamente. Sabía que, seguramente, después de ayudarlo, él no querría verla nunca más. Y entonces volvería a encontrarse sola. Sola, sin un lugar al cuál volver. Sola, a merced de su madre, y la niebla, que por alguna razón podía llamarla. Por alguna razón, tenía la capacidad de hacerla entregarse a ella. Y entonces... ¿Qué pasaría? ¿Qué haría su madre con ella?

-¿Valeria?-Escuchó una voz lejana, mientras pensaba de forma acelerada.-¡Valeria!-El grito de la voz la trajo de vuelta a la realidad, y entonces vio a Bacu algo extrañado ante ella. No supo qué decir. No sabía qué hacer. Respiró con dificultad, y luego dio un paso atrás.

-L-Lo siento...-Murmuró. El muchacho apretó los labios, con una expresión que la chica no pudo comprender, y suspiró.

-No, yo lo siento. No debería preguntarles estas cosas... Vamos.-Dijo, volteándose y dirigiéndose a la casa.

Valeria se encontró de pie, mirando al suelo, con las energías drenadas. Algo sobre todo lo que le había inundado la cabeza la había hecho perder todas las fuerzas. Se sentía pesada y desganada. No podía entender cómo había pasado de reír, a sentirse completamente vacía...

Levantó la vista al cielo, y sintió la luz del sol en el rostro. El calor. La brisa. El sonido de los árboles lejanos agitarse a causa de una ráfaga de viento, que pronto la golpeó.

¿Alguna vez había sentido el viento de esa forma? ¿Alguna vez había sentido el calor de esa forma? Todo lo que había pasado... La había llevado hasta allí, de alguna forma. Le encantaba sentir el sol, escuchar aquellos sonidos tan nuevos. Ver animales, paisajes, personas... No podía dejar que todo se desvaneciera en la niebla. No podía dejar que su madre se llevara todo en su vida...

-¡Valeria!-Escuchó la voz de Bacu, por lo que dirigió su mirada en la dirección de la entrada de la granja. Ambos muchachos ya se estaban montando en el carro para irse.-¡Si no vienes, dejaré salir a Uma para que te bese a tí también!

El Despertar de la Sombra I. SueñoWhere stories live. Discover now