Capítulo 14.

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Valeria se apresuró a bajar por las escaleras con el diario apretado contra su pecho, mientras Arlen se levantaba del suelo y, sin sacudirse el polvo, se lanzó tras ella. Haciendo un estruendo al bajar por la escalera, ambos la chica casi cae al llegar al último escalón. Se dirigió corriendo a la sala, y el muchacho tras ella, bajando los escalones de dos en dos, se detuvo a un metro de ella. Bacu, aún inconsciente, yacía entre ellos. Con un tono de voz áspero y frío, Arlen dijo:

-Valeria... No sabes qué puede pasar si lees eso...-La chica abrazó el diario más fuertemente, tratando de alejarse un poco más. La pared la detuvo.

-Podría tener la solución para Bacu...-Respondió ella, con la respiración agitada.

-No sabes cómo funciona la magia...-Musitó él, empezando a perder los nervios. Dio un paso adelante, extendiendo un brazo para tratar de tomar el libro. Con el entrecejo fruncido, Valeria se dejó caer contra la pared, cubriendo por completo el diario, sintiendo las puntas de plata clavársele en las manos y piernas.

-Puedo averiguarlo...-Trató de objetar, pero Arlen dio otro paso más.

-Podrías decir una palabra equivocada al recitar un hechizo, y eso te mataría.-Estableció él. De repente, Valeria sentía sus manos más flojas. Aterrada, empezaba a dejar ir el libro.

-Pero quiero tratar de ayudar...-Gimoteó, dirigiendo su mirada al granjero, quien tenía una expresión de terror en el rostro.

-Es peligroso, Val.-Arlen se encontraba ante ella, y se puso en cuclillas para estar a su altura.

-¿Y qué más podemos hacer? No puedo dejarlo así... Está así por mi culpa, Arlen...-El chico posó una mano en la cabeza de la joven, a lo que ella levantó la mirada. La tenue luz de la luna resaltaba sus facciones puntiagudas pero, al mismo tiempo, suaves y amables. Su mirada color café escrutaba el rostro de Valeria, mientras trataba de tomar discretamente el libro de entre sus manos.

-Tranquila... Algo se nos ocurrirá...-Respondió, con un tono de voz que casi parecía una caricia.

Era posible... Tratar de pensar en algo más... Pero, ¿Qué más podría arreglar todo esto? No podía pensar en nada. La única opción que le quedaba era correr el riesgo. Respiró profundamente, y antes de que Arlen pudiera quitarle el diario, ella se puso de pie y, con un par de zancadas, entró en el símbolo. Éste comenzó a brillar, y un tenue humo blancuzco empezó a emanar de la luz que llenó los surcos en el suelo.

-¡Valeria!-Fue lo último que pudo escuchar antes de que el humo la rodeara. Observó en todas direcciones. Aún podía ver la habitación, pero parecía estar tras una ventana empañada. Arlen parecía estar gritando algo, pero ella no podía escucharlo.

-Lo siento, Arlen... Esto es lo único que puede ayudar...-Dijo, y abrió el diario con sumo cuidado. La caligrafía de la persona que lo había escrito, la tal Laverna, era inmaculada. Cada página comenzaba con una gran y hermosa letra al principio de la hoja.

"Por fin he encontrado el lugar perfecto. Luego de todo lo que tuve que pasar, me encuentro con mi hogar... Aunque, si no es con mi familia, nunca podré sentirlo completamente como mi hogar.

Lo primero que hice al llegar aquí, fue poner la barrera. Me costó un tiempo, pero por fin conseguí suficientes animales como para hacerla durar durante años."

Valeria se detuvo por unos segundos para volver a leer aquellas palabras. Confundida, siguió leyendo.

"Aunque esta zona está completamente deshabitada, no puedo dejar que nadie me encuentre. Las sombras harán un buen trabajo escondiendo este claro..."

El Despertar de la Sombra I. SueñoWhere stories live. Discover now