Capítulo 29.

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Bacu entró en la mensajería ya pasado el mediodía. Ada estaba agazapada tras el mostrador, acomodando cosas bajo éste. Cuando escuchó la puerta cerrarse, se irguió rápidamente.

-¡Bacu!-Dijo, con cierto entusiasmo. Nunca la había visto sonreír de la forma en la que lo estaba haciendo. Le hizo recordar a su madre cada vez que lograba hacer un suéter nuevo.

-Buen día, Ada. Disculpa la tardanza.-Ella tomó una caja de detrás del mostrador, y la dejó caer sobre la superficie de madera pesadamente. Estaba lleno de sobres abiertos.

-Está bien. Tardé un poco más porque tuve que ir a la Catedral a llevar un mensaje urgente.-Explicó. Tenía un semblante alegre, y desprendía mucha energía para alguien que había subido la montaña.-Ven, vamos atrás.-Tomó la caja y desapareció tras la puerta que daba al almacén. El chico se apresuró a entrar, y la mujer se encontraba en el medio de la estancia, revolviendo las cartas dentro de la caja como si fuera un barril lleno de fruta y quisiera encontrar la correcta.

-¿Qué es todo eso?-La mujer no dejó de buscar mientras respondió;

-Tuve que cumplir un par de favores aquí y allá, pero por fin conseguí lo que necesitabas.-Dijo feliz, mientras sacaba una cart escrita con una letra que Bacu recordaba vagamente. Se sentó en el suelo, frente a Ada.-Aquí está.-Se la tendió boca arriba. La letra de Aina siempre le había parecido una mezcla de tosca y agraciada. Era muy redondeada, a veces se notaba que ella se esforzaba por escribir de una forma entendible para los demás. Bajo su nombre se encontraba el remitente; Granja Selassie, Forsdae.-Es la primera de varias. Leela mientras yo busco el resto.-Pero él ya estaba sacando la carta, y dejó el sobre a un lado. Definitivamente era Aina.

"Querida familia:

¿Cómo están? Ya llegué a Ramur. Es muy diferente a Forsdae, pero es genial. Las vistas son increíbles, tienen buena comida (pero nada como la cacerola de mamá), y me asignaron un guía para enseñarme sobre su cultura. Estoy muy emocionada por empezar a conocer más.

Algo que tal vez me hace ruido es el hecho de que hay muchísimas casas vacías. Dijeron que estan destinadas a los turistas, pero no me cierra. Sobre todo porque la ropa ya estaba acomodada en su lugar en la casa que me dieron.

Pero bueno, mañana les volveré a escribir. ¡Denle muchos abrazos a los pequeños! Los amo.

Aina."

Bacu sonrió durante toda la lectura. Podía escuchar la voz de su hermana decir todas esas cosas. O tal vez ella ya no tendría esa voz, tal vez tendría una más madura. Había pasado el tiempo, al fin y al cabo. Volvió a leer la carta, y aquellas observaciones quedaron revoloteando al fondo de su mente, molestándole ligeramente. Era verdad, y él no lo había notado. Respiró hondo. ¿Qué había pasado? ¿Por qué aquellas cartas no se habían enviado nunca?

-Aquí hay dos más.-La mujer se las tendió sin mirarlo. El chico las tomó rápidamente. Las fechas eran muy cercanas a la primera carta. Abrió una;

"Querida familia:

¿Qué tal están? Tal vez no les llegó mi primera carta, el sistema de mensajería suele ser desastrozo, pero no tanto. Me gustaría creer.

En fin, ¡He conocido a una chica! Trabaja en los cultivos, y me ha regalado pan casero. Me dijo que mañana abrirá la feria. Según mi guía es donde lo mejor de Ramur está, si sabes esquivar a los borrachos. ¡Ya quisiera verlos tratar de hacerles frente a papá y mamá! Sería tan gracioso.

Bueno, escríbanme cuando puedan. Quiero saber qué es de los chicos. Los extraño mucho.

Aina."

El Despertar de la Sombra I. SueñoWhere stories live. Discover now