Capítulo 10.

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Saliendo del Centro Cívico rápidamente, Valeria y Arlen se encontraban discutiendo las formas de llegar hasta el Monte Anhi, mientras Bacu parecía sumido en sus pensamientos.

-¿Tienes alguna idea de qué ruta hay que tomar?-Preguntó Valeria, con un tono que denotaba impaciencia.

-Necesito un mapa de la zona... Aunque podría arreglarmelas con un mapa global. Necesitaremos provisiones, mantas, un recipiente para cargar agua, algunas vendas por si nos lastimamos, tal vez un transporte...-Bacu se les acercó.

-Un barco.-Ambos voltearon sorprendidos, con la esperanza brillante en sus ojos.-¿Qué? Soy un granjero simple, no tengo un barco como para que crucen el mar. Tendrán que encargarse ustedes.-Valeria respiró profundo, y dejó salir un suspiro alargado. Bajó la mirada, con la mente en blanco. Se mordió un labio, tratando de pensar en algo... Hasta que recordó que, el motivo por el que estaban allí, había sido la búsqueda de las madres de Arlen.

-Arlen... ¿Qué pasará con tus madres?-Preguntó ella, lo que devolvió a los otros dos a la realidad, y el muchacho ante ella se cruzó de brazos, frunciendo el entrecejo con frustración.

-Quiero encontrar a mis madres... Es lo que más quiero en el mundo. Pero si todo lo que me dijiste es verdad, necesitaremos lo que sea que tengan los dragones.-Bacu dio un paso adelante.

-Muy bien, ahora volvieron a hablar sobre cosas que no entiendo. ¿Podrían explicarme?-Valeria y Arlen lo observaron, como si de repente no estuvieran seguros de poder confiar en él. Al fin y al cabo, era un desconocido...

-No sé si te conviene saberlo...-Dijo Valeria, rememorando los sucesos en Tradi, con una sensación pesada en el estómago.

-En realidad...-Expresó Arlen, sujetándose la barbilla con una mano, pensativo.-Ya que esto es un peligro masivo, debería saberlo. Aunque, por otro lado, si mucha gente lo sabe podría desatarse el caos.-Bacu volvió a interrumpir;

-Ahora sí que me están asustando, ¿Pueden decirme qué demonios está pasando?-Valeria observó a Arlen, quien pensó por un segundo más y luego le devolvió la mirada. Él asintió, y luego se dirigió al chico delante de él.

-Bien, pero no aquí. Volvamos a la granja.-Bacu rezongó, y se montó en la carreta lo más rápido que pudo. El viaje fue mucho más rápido, el granjero parecía ansioso por saber lo que tenían para decirle. La tarde caía, y los bellos tonos que cubrían el cielo parecían pinceladas. Valeria, con el entrecejo fruncido, observaba a Arlen, preguntándose si debían decirle a Bacu sobre todas las cosas que estaban pasando. Sobre lo que debían hacer, y todavía debían decidir qué iban a hacer sobre Pugna y Amare...

-¡Ooh, Alana!-Bacu aminoró el paso, y cuando Valeria levantó la vista, se encontraban en la entrada de la granja. Con la respiración un poco agitada, se acomodó para bajar en cuanto la carreta se detuviera. Tenía miedo de involucrar a más personas en todo ese desastre, pero si no hacía algo, lo más probable era que la niebla arrasara con todo... No podía dejar que la gente sufriera por algo de lo que no tenían culpa.

-¿Estás seguro de hacer esto?-Le preguntó a Arlen, en busca de una opinión que la ayudara. El muchacho, también bajando de la carreta, emitió un quejido y un segundo más tarde la miró directamente a los ojos. Algo en su mirada hizo que Valeria se sintiera reconfortada. Arlen suspiró, y rodeó el carruaje. Bacu bajó de su asiento, ató al caballo, y se volteó.

-Vamos adentro. Si quieres saber toda la verdad, esto tomará un tiempo... Créeme.-Valeria agachó la cabeza, sabiendo que era verdad. Se dirigió rápidamente a la puerta de la casa, y ambos muchachos no tardaron en entrar junto a ella. De pie, en el medio de la sala, ella se abrazaba a sí misma. Arlen pasó a su lado, para quedarse de pie en la otra punta de la habitación, junto al sofá.

El Despertar de la Sombra I. SueñoOnde histórias criam vida. Descubra agora