Capítulo 8.

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Valeria observaba su alrededor, la oscuridad del mar infinito, imponente. Habían acordado con Arlen que harían turnos para dormir esa noche sobre el pequeño barco. La marea ya no los hacía avanzar, por lo que ella tenía un momento para sentarse y pensar.

Se dio cuenta de que desconocía millones de cosas. No sabía a dónde se dirigían, desconocía por completo los lugares en los que podrían terminar, qué clase de gente los esperaba. Tragó saliva. Verdaderamente, se sentía perdida en un mundo completamente desconocido. Respiró hondo, y volvió a concentrarse en el agua. Fue entonces cuando notó una luz. Otra luz. Y diez. Cientos. Miles... Todas acercándose por el agua a gran velocidad. Se apresuró a alertar a Arlen, quien se despertó de golpe, y al estirarse en su lugar se golpeó con la madera del barco.

-¡Mierda...!-Dijo, sentándose de golpe.-¡¿Qué pasa?!-Preguntó, con molestia. Valeria le apuntó la masa de luces que se les avecinaba, y por un momento Arlen se aterró... Para luego caer en la cuenta de algo.-Oh...-Murmuró, relajándose.-Tranquilízate... Observa.-Dijo, mientras observaba las luces. Valeria, en su horror, se hizo para atrás, preparada para lo peor...

Pero las luces se dividieron para rodear el barco, como si quisieran esquivarlo, y por un segundo pudo ver sus colores. Verdes, amarillos, anaranjados pálidos, todos convergiendo juntos, siguiendo su camino.

-¿Qué eran...?

-Peces luciérnaga. Suelen vivir en el océano de Forsdae, y lo iluminan durante la noche. Ya falta poco para llegar...-Sentenció, observando al horizonte tras él, donde podía ver una larga franja de tierra. Algo encendió la chispa de esperanza en él. Valeria se mordió la lengua dentro de la boca, sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad, tal vez las dos peores combinaciones posibles.-Duerme un rato. Me quedaré despierto hasta que amanezca.-La chica asintió, y se recostó en el barco. El movimiento de vaivén que provocaban las olas la hacían relajarse aún más, pese a estar sobre la madera. 

-Arlen...-Musitó, quedándose dormida. Él la miró de reojo.-Nos esforzaremos por encontrarlas...-Él se limitó a observar el horizonte, pero algo volvía a abrirse paso en su corazón. No quería esperanzarse demasiado. Demasiada esperanza podía lastimarlo. 

~ ~ ~

Valeria se despertó tras el repentino movimiento del barco. Temiendo que se volcara, se despertó rápidamente. Arlen se estaba moviendo demasiado, observando en todas direcciones. 

-¿Qué pasó?-Exclamó ella, confundida y asustada. Arlen se volteó con ojos brillantes y una sonrisa. 

-¡Mira!-Señaló más adelante. Valeria no podía enfocarse, por lo que se refregó los ojos con una mano, y logró enfocarse. Al volver a mirar, logró avistar una serie de barcos con velas de color verde y café.-¡Son barcos mercantes de Forsdae! Parece que se dirigen hacia el Archipiélago de Vannis.-Explicó el muchacho, viendo que avanzaban de forma perpendicular a ellos. La chica los observaba avanzar, y luego miraba a Arlen sonreír con todas sus fuerzas, y entonces cayó en la cuenta. En ese lugar, tal vez en algún barco, estarían sus madres. 

-¿Quieres que nos apresuremos?-Preguntó ella, sentándose en la parte de atrás del barco, y tomando la piedra. Arlen volteó, arrancó un papel de su cuaderno y dibujó el símbolo. Valeria metió la piedra en el agua y empezaron a avanzar rápidamente. Arlen parecía a punto de saltar del barco y tratar de llegar nadando a la orilla. 

Ya no quedaban barcos en el muelle, por lo que había espacio para subir perfectamente. Arlen respiró profundamente, tratando de convencerse de dejar de actuar como un niño, pero no podía evitarlo. 

-¡Aminoremos la marcha!-Dijo, pero Valeria ladeó la cabeza en señal de no entender lo que acababa de decir. Al ver que no dejaban de avanzar, Arlen se volteó.-¡Saca la piedra del agua a menos que quieras volar contra los peñascos!-Gritó. La chica sacó la piedra del agua como si quemara, y la sostuvo en su mano por unos segundos. 

El Despertar de la Sombra I. SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora